‘Tiempo para ti’

Mons. Alfredo José Espinoza Mateus, sdb

Aquí estamos, otra vez en Cuaresma. ¿Por qué digo otra vez? Corremos el riesgo de que sea una Cuaresma más en nuestras vidas, pero que no sea realmente “la Cuaresma” en la que daremos un vuelco a nuestra manera de ser.

San Pablo nos invita, al iniciar la Cuaresma, “a no echar en saco roto la gracia de Dios”, y no debemos hacerlo porque ahora es el “tiempo favorable”.

Sí, la Cuaresma es el tiempo en el que Dios nos escucha, en el que Dios viene a nuestra ayuda, es el tiempo de salvación que Él nos regala.

El mensaje cuaresmal a la Diócesis, comenzaba con una oración sencilla titulada “Tiempo para ti”, la que decía así: “Es un tiempo para nada especial. Para callar, si puedes. Para pensar, si quieres. Para escuchar, si sabes. Para escucharte, si estás dispuesto. Para preguntar, si buscas. Para…”.

Y los puntos suspensivos los debemos llenar cada uno de nosotros. ¿Para ti, para qué será este tiempo?

El Papa Francisco nos invita a cambiar nuestro corazón: “Que tu corazón, que era mundano, pagano, se convierta ahora en cristiano con la fuerza de Cristo. Cambiar, esta es la conversión. Y cambiar en el modo de actuar, tus obras deben cambiar. Es un cambio, pero no un cambio que se hace con maquillaje. Es un cambio que el Espíritu hace dentro”

¿Qué debemos cambiar por dentro? Creo que a veces nuestro corazón puede estar desorientado, perdido, lejos del camino de la conversión. Y lo está, si está lleno de soberbia, orgullo, calumnia, ira, lujuria, poder, pereza, impureza, infidelidad, ira, murmuración, chisme, violencia, y tantas otras cosas más.

Cambiar desde dentro el corazón, con la fuerza de Dios, para tener un corazón de carne, que esté lleno de perdón, reconciliación, bondad, pureza, perseverancia, templanza, generosidad, castidad, justicia, diligencia, caridad, amor, pero, sobre todo, esté lleno de Dios.

De cada uno depende que esta Cuaresma sea diferente. Para lograr este cambio, hay que luchar, y Francisco nos invita a luchar, si no lo hacemos, no seremos cristianos, sino tibios. (O)