¿Hipocresía? Por supuesto

Mariana Velasco

El manifiesto del 8-M defiende los derechos de las mujeres, la igualdad, el fin de la violencia machista, acabar con la brecha salarial y defender la dignidad del trabajo doméstico. La movilización en el mundo y en nuestro país, buscó evidenciar el trabajo no remunerado y de cuidados (economía invisible) que recae en la mujer. De acuerdo con las estadísticas, las mujeres trabajan en casa casi el doble de horas que los hombres.

¿Hipocresía? Por supuesto. Las medidas cosméticas no reducen la brecha salarial ni llevan la igualdad a los consejos de administración, ni conceden una entrevista a ese currículo descartado por ser de una mujer. De hecho, marchas, expresiones en calles, plazas y espacios públicos, al menos, son la muestra de cierto cambio de conciencia, de una presión social que obliga a hacer o, como mínimo, a simular que se hace.

Las cifras del CNE revelan que de los 81.278 candidatos para las elecciones del 24 de marzo, el 49,16 % son mujeres. La cifra es relevante. De cara a las elecciones de marzo próximo, se evidencia el cumplimiento del Código de la Democracia en los parámetros de paridad de género.

Para las 221 alcaldías del país, la brecha entre candidatos hombres y mujeres, es marcada. De 1.872 aspirantes a esa dignidad, el 14,3% corresponde a mujeres. Urgen reformas al Código de la Democracia para de raíz erradicar la violencia política y permitir que más mujeres ocupen puestos de toma de decisiones y salgan a la esfera pública.

El cosmético embellece por un día, pero el rostro de la igualdad lleva impreso la mirada de la determinación y la reivindicación. La semana de la mujer llegó a las calles, a algunos diarios y a muchas floristerías y tiendas de chocolates. Queremos soñar, actuar, luchar. El feminismo es bello, pero también es lucha.

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