Felicidad bruta

Franklin Barriga López

La Sociología fundamenta sus estudios en estadísticas, con el fin de que datos objetivos posibiliten tener las bases para encontrar las soluciones que requieren los conglomerados humanos.

Basándose en informaciones como nivel de ingresos, poder adquisitivo, empleo, transporte, agua potable, vivienda, servicios educativos, alimentación, seguridad, atención sanitaria, estabilidad política y más, se ha llegado a determinar los países con mejor calidad de vida, hallándose entre los diez primeros lugares de esta ubicación Suiza, Suecia, Noruega, Luxemburgo, Canadá, Holanda y Dinamarca.

El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) estableció el Índice de Desarrollo Humano (IDH) que posibilita medir la calidad de vida, de por medio aspectos verificables como el PIB per cápita, del que provienen, en gran medida, indicadores sustanciales para los análisis.

Frente a las críticas que se hacían en torno a la aguda pobreza de su país, llamó la atención mundial las declaraciones, efectuadas en 1972, de Jigme Singye Wangchuck, rey de Bután, un pequeño y atrasado país, sin mar, localizado en el sur de Asia, en la cordillera del Himalaya, con una extensión territorial que no llega a los 41 mil kilómetros cuadrados y con menos de un millón de habitantes.
Dicho monarca lanzó la teoría de la Felicidad Nacional Bruta (FNB) o Felicidad Interna Bruta (FIB) en el sentido de que la calidad de vida se mide en términos más holísticos y psicológicos que el PIB. Aseveró que el verdadero desarrollo de la sociedad se encuentra en la complementación y refuerzos recíprocos del desarrollo material y espiritual: el desarrollo socioeconómico sostenible e igualitario más la preservación y promoción de valores culturales, la conservación del medio ambiente y el establecimiento de un buen gobierno.

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