Los tejidos con fibra de alpaca, actividad que ofertan las mujeres puruháes

TEJEDORAS. Las mujeres puruháes tienen siempre sus manos ocupadas. Hilan o tejen en todo momento que tienen disponible.
TEJEDORAS. Las mujeres puruháes tienen siempre sus manos ocupadas. Hilan o tejen en todo momento que tienen disponible.

La alpaca se ha convertido en un protector del páramo y proveedor de material para tejer vestimenta.

Desde las faldas del Chimborazo, a 3.700 metros sobre el nivel del mar, bajaron hasta Quito un grupo de mujeres de la comunidad Chorrera Mirador Alto, trayendo gorras, sacos, guantes, medias y ponchos.

El material utilizado para tejer esas prendas es lana de alpaca, producto que lo obtienen de alrededor de 103 animales, que los crían en lo más alto del páramo, en la Reserva Faunística Chimborazo.

Las alpacas, su fibra y la vestimenta que tejen las hábiles mujeres, son parte de los emprendimientos que se unen al turismo comunitario que existe en la comunidad, donde tanto hombres como mujeres están agrupados y trabajan por su economía y en proteger los páramos y el agua, contó Inés Cayambe, habitante de la Chorrera Mirador Alto.

Ella y otras damas estuvieron presentes en el ‘Encuentro de mujeres rurales’ que propició la Fundación Heifer y que se realizó en la capital con el fin de que conozcan el trabajo que efectúan las mujeres de otros pueblos.

Protegen sus recursos
Desde Riobamba (Chimborazo) hasta la comunidad Chorrera Mirador, que pertenece a la parroquia San Juan, se realiza un viaje de aproximadamente 40 minutos, por una carretera en buen estado.

En el lugar, que está habitado por indígenas del pueblo puruhá, se destaca el trabajo que han hehco con la crianza de las alpacas, animales que reemplazaron a los borregos y las vacas que estuvieron destruyendo el páramo, manifiesta Cayambe.

La mujer, de 35 años, que luce su vestimenta tradicional: sombrero blanco con dos cintas negras, fachalina roja, blusa bordada, anaco negro sujetado con la faja o chumbi, recuerda que en tiempos de sus abuelos se criaban borregos y vacas en el páramo, pero notaron que el agua había disminuido y la vegetación estaba desapareciendo.

Entonces, desde hace 19 años reemplazaron a esos animales con alpacas, camélidos que han contribuido a la regeneración del páramo, porque gracias a las almohadillas que tienen en sus patas y que amortiguan su peso, hacen que en su caminar no lo destruyan.

Aprovechamiento
Del camélido se obtiene aproximadamente 40 kilos de fibra al año, cuenta Cayambe. La esquila se lleva a cabo una vez al año y el pelo de la alpaca es sometido a un proceso de limpieza, lavado y secado y separación por calidad.

Se consiguen tres clases de fibra: la más fina y suave es usada para tejer guantes, gorras, bufandas, medias. La de segunda categoría se utiliza para confeccionar chalecos, ponchos, chompas; y la tercera, que vendría a ser un poco rústica, se destina para elaborar artesanías (collares, aretes). “Nada se desperdicia”, asegura.

Las mujeres aprovechan cualquier momento para tejer sus prendas. Mientras escuchaban las intervenciones del encuentro de mujeres al que asistieron, unas hilaban y otras tejían. Ese es el ritmo siempre, indica Inés, y por eso en tejer un saco, que lo venden en 55 dólares, se demoran alrededor de 15 días.

Estas artesanías son ofertadas a los turistas que visitan la reserva del Chimborazo, en vista de que aún no han logrado abrir un mercado fuera de su comunidad, aunque asegura que están trabajando en ello, porque el sueño es que sus productos lleguen a otros países. (CM)

Turismo
° En las comunidades asentadas en las faldas del Chimborazo hay sitios para hospedarse y alimentarse. El Proyecto Coortuch Razuñan oferta rutas turísticas e Inés Cayambe, oriunda de la comunidad puruhá Chorrera Mirador Alto, menciona el Templo Machay, que es una cueva que habría sido utilizada como un sitio de ofrendas, peticiones y pago de favores al taita Chimborazo.

Y el árbol solitario, de la especie Quishuar, que se levanta en medio del páramo seco rodeado de montículos de arena.

Hay muchos más senderos para observar aves, llegar a ríos y humedales o acudir a sitios para practicar deportes extremos.