AMLO incoherente, las guerras y las armas

Alejandro A. Tagliavini*

Andrés Manuel López Obrador -AMLO- cumplió 100 días de gobierno en México, siendo el presidente mejor valorado de los últimos 30 años, con 78% de aprobación. Y, con mayoría en las cámaras legislativas, “gobernar” le resulta extraordinariamente fácil. Al mismo tiempo, organismos estatales multinacionales han reducido sus pronósticos de crecimiento del PBI.

El FMI y la OCDE auguran un 0,5%, menos que su pronóstico anterior que lo dejó en 2% y 2,3% en 2019 y 2020, respectivamente. Más preocupante es que Standard & Poor’s haya bajado su perspectiva de calificación de estable a negativa, debido a que AMLO decidió cancelar la reforma energética iniciada por su antecesor, reduciendo la participación privada y generando una caída en la inversión y la confianza.

López Obrador quiere fortalecer a la petrolera estatal Pemex -un ejemplo de ineficiencia y corrupción- al mismo tiempo que impulsa medidas “contra la corrupción”. Debido al desabastecimiento del mercado, a los altos precios de la gasolina por los impuestos y a la corrupción en la petrolera estatal, el huachicoleo -robo de combustible- se lleva alrededor del 20% de la producción petrolera mexicana.

Aprobó simbólicas pero loables medidas de austeridad, como renunciar al coche y al avión presidencial, reducir en 40% su sueldo y retirar la pensión vitalicia de los expresidentes, ha limitado los asesores políticos y los viajes al extranjero, cancelado los bonos y los coches oficiales y ha reducido a la mitad el presupuesto publicitario. Pero este ahorro lo va a dilapidar en asistencialismo, limosnas que no van al fondo del problema de desocupación y pobreza.

Es loable que, para combatir la inseguridad, haya cambiado el paradigma y anunciado que la guerra contra el narco “se ha terminado”. Se dejaría de prohibir la marihuana y la amapola y se daría una polémica amnistía de los capos narcos. Se trata de “una estrategia que no se base exclusivamente en el uso de las fuerzas públicas, sino también de programas sociales”. El plan contempla la creación de una nueva fuerza, la Guardia Nacional, lo que ha sido duramente criticado por organismos internacionales que denuncian que servirá para perpetuar a los militares en las calles.

*Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California. @alextagliavini