El cucayo

Germánico Solis

Terminando el año escolar en las escuelas y colegios, se ponía en práctica ciertas programaciones conducidas por los profesores. Durante meses había sido preocupación de alumnos, presidente de grado, qué hacer o a dónde viajar una vez concluido el año de enseñanza. Dependiendo del nivel del grado, las salidas eran a sitios cercanos tradicionales, como piscinas, lugares históricos, elevaciones, poblados cercanos, y en el mejor de los casos ciudades como Baños.

Los padres de familia colaboraban y decidían también estas caminatas o viajes. Era primordial garantizar la seguridad, preocupaba la vestimenta, y por sobre todo, la alimentación que llevarían los hijos. La víspera del viaje no dejaba de poner en apuros a las familias y en vilo a los viajeros.

Se conocía como cucayo al aprovisionamiento de alimentos destinados a contentar la boca y al estómago, por lo regular era la madre o abuelos quienes preparaban lo que llevaría el viajante. El propósito era que no pasaran hambre, el apresto o avío tenía la sencillez de la gente de campo, la provisión que se llevaba al destino era calculada para el tiempo que los estudiantes pasaran alejados de sus casas.

El cucayo es un término quichua tan familiar que han pronunciado poblaciones enteras, consistía en una porción estimable de tostado de maíz, sánduches de queso, frutas, habas, cosas de la tierra, jugos guardados en alguna recipiente, o alguna presa cocida o frita. Quienes tenían más solvencia económica, llevaban atunes y acaso una botella de gaseosa, también galletas u otros alimentos pre elaborados que no eran muchos para aquellos tiempos.

La manera de transportar el cucayo era en bolsos de tela, fundas de papel o alguna maleterito pequeño. El cucayo era repetitivo entre todos los viajeros, sin embargo, aunque no era consonancia de chagritud, identificaba el encanto de la gente de aldea, de provincia. A la hora de almuerzo, los viajantes abrían las bolsas y compartían entre los más allegados haciendo una sola mesa. Había sorpresas, para apetencia de los acomodados, algunos niños llevaban cuyes asados, presas de gallina, dulces caseros, huevos. Finalmente primaba el compañerismo, el canto y la camaradería.