Diego Cazar Baquero
Julian Assange es el comodín de la era digital y la carnada de un modelo caníbal y secretista. El periodista Denver Nicks –autor del libro ‘Hot souce Nation’ que habla de Assange, Edward Snowden y Chelsea Manning– dijo que el fundador de Wikileaks representa “El inicio de la implosión de la era de la información”. Y acertó.
Desde el 2010, con la filtración y publicación de 250.000 cables diplomáticos y 480.000 reportes militares de EEUU, Assange ha sido tratado como el monigote delator cuyo destino se arranchan líderes de todas las tendencias: Washington vio comprometida su imagen luego de que se evidenciara su falta de ética durante las invasiones en Iraq y Afganistán, así que lo etiquetó como ‘hacker’ y como amenaza contra su seguridad; Rusia capitalizó el desenmascaramiento y lo auspició para tenerlo de su lado, y Londres siguió el patrón de la Casa Blanca.
Gobiernos autoproclamados de izquierda se apropiaron de la causa de Wikileaks –esencialmente, revelar los secretos de los Estados que comprometen derechos– y terminaron vaciándola: el expresidente Rafael Correa le concedió asilo en Londres (luego de que Maduro y Ortega se lo ofrecieran en Caracas y en Managua) y así se aprovechó de la imagen internacional de Assange para vender la suya propia como la de un supuesto defensor de Derechos Humanos, cuando puertas adentro su gobierno forzó desplazamientos de pueblos, criminalizó a colectivos ciudadanos y persiguió a opositores. Son estos los mismos gobiernos que padecen de la manía de clasificarlo todo como un secreto de Estado.
Ahora, Lenín Moreno ha retirado el asilo y cancelado la nacionalidad a Assange, como parte de la política de revancha contra su antecesor, pues eso le resulta lo políticamente correcto. Pero, verlo todo desde la óptica de la represalia política puede ser reduccionista, ingenuo y cómplice.
Dejémoslo claro: Chelsea Manning, Julian Assange y Edward Snowden no hacen periodismo. Filtran información que muestra que el mundo es una maraña de sociedades secretas. ¿Por qué tiemblan quienes tiemblan? ¿Cuál es su secreto?