Malos tiempos

Pablo Escandón Montenegro

Vivimos la temporada de “video on demand”. Hay muchos segmentos de la población embobados con reyes de un medioevo mítico, que luchan por un trono de hierro. Los niños y niñas no miran la TV como lo hicieron quienes tienen 15. Son malos tiempos para el ‘broadcasting’.

Aún hay sitios donde “La rosa de Guadalupe” o “A cada quien su santo”, son las ficciones de la vida real que mueven más que las telenovelas; incluso la repetición de “Yo soy Betty, la fea” es un éxito para la estación de transmisión. No son malos tiempos para el ‘broadcasting’, que es la televisión tradicional. Son malos para la narrativa ficcional de televisión local.

Salvo “Calle amores”, no hay nada nuevo en la parrilla de los canales nacionales y la producción nacional, tan cacareada y defendida por muchos publicistas, se queda en los hermosos ‘spots’ publicitarios y los programas concurso en los que la figura de Juan Fernando Velasco ya cansa como jurado. Es lo que las audiencias quieren, dirán los gerentes. Y sí. Quienes tienen opción de ir al “video on demand”, dejan de mirar la televisión nacional, que no entrega nada nuevo desde más de cinco años.

La producción de seriados, de telenovelas y de ficción es inexistente en la programación. La cadena pública no ha hecho nada en esta corta vida de existencia, pero con gran inyección económica para lo político, salvo Educa; pero la ficción está desterrada al igual que la producción documental.

Estamos en una nueva edición de los Edoc. ¿Cuántos programadores de televisión nacional están en las salas para fichar productos, realizadores, guionistas? Dirán que van allá para apoyar a los amigos, para disfrutar del arte. Nunca contratarán, porque es cine de nicho, no es de masa. Son malos tiempos para el televidente, para el consumo de ficción audiovisual ecuatoriana.

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