A cumplir con el pueblo

EDGAR QUIÑONES SEVILLA

La mayor parte de las autoridades seccionales del país, nominadas el 24 de marzo pasado, han tomado posesión de sus cargos ante el organismo competente y quienes no han podido cumplir con esta obligación es porque en diversos sectores de la nación se formularon reclamos que aún no han sido resueltos, esperándose que ello ocurra en plazo breve. Muchas ilusiones se han forjado sobre el futuro, los pueblos del Ecuador, cuyos reclamos de larga data aún siguen insatisfechos.

El principal problema de todas las comunidades –incluidas las urbanas- es la carencia de alcantarillado sanitario y la falta de agua potable permanente. Estos dos servicios no los poseen a satisfacción ni siquiera las principales urbes del país, Quito y Guayaquil. Ambas evacuan sus desechos a ríos y esteros cercanos contaminándolo todo e incluso regiones lejanas a su jurisdicción. El agua potable no satisface las exigencias ciudadanas y más tiempo es el que se ocupa en reparaciones que en el otorgamiento del líquido vital.

Las autoridades nacionales y provinciales no han sido preparadas para ejercer las funciones que el pueblo les ha otorgado y mucho menos se han enterado, que los servicios aludidos son la base de la salud, pues, cumplen el papel de prevención de todas las enfermedades, provocando su cura gastos elevados, lo cual puede ahorrarse mediante la aplicación de medidas científicas racionales.

Se ha llegado a sostener que el comercio es una actividad que genera empleo y por ello debe ser protegido con el otorgamiento de créditos subvencionados. Mas, tal afirmación carece de verdad, debido a que el vendedor lo que hace es entregar al comprador el trabajo verificado por artesanos, pequeños, medianos y grandes industriales, campesinos, ganaderos, agricultores y otros transformadores de la materia prima. Los comerciantes deben tener su espacio, sin duda alguna. De ninguna manera puede permitírseles que se adueñen de veredas, calzadas, parques y lugares de recreación. El derecho al trabajo no puede atentar a las restantes facultades de la población.

En cuanto a la vialidad esta debe intensificarse y apuntar a la calidad. Debe terminarse esa vieja costumbre de terminar las carreteras sin levantar los puentes al paso de la vía. La ayuda para la educación global el Consejo Provincial, los municipios y gobiernos parroquiales deben seguirla otorgando con mayor intensidad. Los locales escolares deben reunir las mejores condiciones de comodidad y equipamiento, olvidándose de construir escuelas unitarias y en cambio levantar centros completos, equipados con la tecnología recomendada.