Nada sirve

Andrés Ontaneda

He pasado una semana revisando las noticias de prensa, radio, redes sociales de gobernantes recién posesionados en las diferentes dignidades, y entre ellas el patrón de la palabra que más utilizan es “nada sirve”, la crítica, la falta de visión, o de mal gusto han hecho que los gobiernos anteriores tomen las malas decisiones. ¿Pero en verdad, nada sirve?

El poder político del lenguaje ha marcado la situación actual de la población, sin embargo, la falta de información y de investigación del ciudadano o lector nos hace creyentes aceptar estos discursos que muchas de la veces son realizados sin coherencia y sindéresis entre la palabra y el acto.

Aunque el ser humano está acostumbrado a recalcar lo malo del prójimo porque apela a su parte instintiva y el paradigma adoptado culturalmente en política es señalar al otro por simple hecho que ocupo un cargo o dignidad, es erróneo y carece de credibilidad e identidad, por tanto, no es que “nada sirve” sino que la percepción actual y la visión de cada individuo en sociedad es distinta y en realidad de nada sirve si está pierde el horizonte del bienestar social.

Nada de esto sirve si vemos con el mismo cerebro que el primero, de nada sirve si venimos a gobernar con ego y destrucción personal, nada sirve si seguimos apelando al servilismo de siempre, de nada sirve el narcisismo en curul, de nada sirve los títulos si nuestro objetivo es trabajar con partidismo. Esto realmente sirve si aprendemos a despojarnos de ideas vagas y apostamos al presente y futuro, si valoramos de manera humana, técnica, legal y profesional la gestión pasada, y sirve cuando se empiece a trabajar y no lamentar y realmente cuando nuestra decisión afecte a la mayoría de ciudadanos y no a un grupo minoritario de interesados. (O)

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