Con hierbas y fe un chamán aleja los males en Esmeraldas

ACOGIDA. Cada día en Esmeraldas la gente acude a locales de venta de plantas para curar sus males.
ACOGIDA. Cada día en Esmeraldas la gente acude a locales de venta de plantas para curar sus males.

Redacción ESMERALDAS

No luce como chamán, pero lo es. Habla lo justo y se calla como monje budista en trance cuando sus clientes le preguntan cómo eliminar las malas energías del cuerpo, atraer al amor, dinero y empezar un nuevo negocio.

Parece tener las respuestas ya establecidas, pero no, a cada creyente le da una ‘receta’ distinta. Los rituales son tan ‘particulares’ como cuando una persona recibe paracetamol en cada emergencia.

Alfonso Rosero Patiño, hijo de Carmela Patiño, la primera en llegar a Esmeraldas con la venta de hiervas medicinales, esencias naturales e inciensos, es de los que no se enoja si lo llaman brujo, más bien se ríe y les explica que él es ‘chamán’ y ‘yachay’, o que es abuelo sabio del planeta.

Asegura que el tipo de clientes que lo visitan está a la par entre hombres y mujeres. Pero al acompañarlo durante una mañana en su centro de curaciones y ventas de hiervas, por cada 10 consultas, un hombre llega avergonzado a pedir ayuda, y nueve damas complementan la lista.

PERSONAJE. Alfonso Rosero Patiño tiene la tradición, no solo de vender hiervas naturales, sino de eliminar las energías negativas del cuerpo.
PERSONAJE. Alfonso Rosero Patiño tiene la tradición, no solo de vender hiervas naturales, sino de eliminar las energías negativas del cuerpo.

Los baños
Ellas van pidiendo o escogiendo los montes colocados en gavetas, estanterías o macetas, que luego se envuelven en periódicos. En otra funda se incluyen las esencias envasadas en frascos pequeños de plásticos que se pueden cubrir con una mano.

Para que todo funcione, hay que seguir paso a paso lo recomendado por el ‘chamán’, pero “con la fe primero”. El ritual que se hace en casa o en el lugar de la compra incluye tres baños: amargo, dulce y de florecimiento.

El primero se prepara mezclando e hirviendo al eucalipto, el sauco, el cojo, la chilca, la zaragoza entre otras hiervas. La ancestralidad determina que luego de ese baño se despoja de las malas energías captadas por los envidiosos. Después el dulce. El agua resultante de la cocción al unir la hierbabuena, la hierba luisa, el toronjil, el cedrón, el changorache, el nogal y el comillo se arroja en el cuerpo desnudo.

Toda la ‘limpia’ cuesta 15 dólares y se debe realizar en un periodo de tres días, según la carga negativa que tenga el creyente, quien no solo va en busca de mejoras en el amor¡ y dinero, sino también por curaciones del cuerpo como, el ‘mal de ojo’.

COSTUMBRE. Sin importar la edad, la creencia de que hay que eliminar las malas energías a través de los montes medicinales, se repite hasta en adultos mayores.
COSTUMBRE. Sin importar la edad, la creencia de que hay que eliminar las malas energías a través de los montes medicinales, se repite hasta en adultos mayores.

Los amuletos
Este mal también está relacionado con la mala energía, al ojeador se le reseca la boca y se ve impedido de colocarle la saliva en el ombligo del ojeado para deshacer el problema. Mientras tanto, el afectado entra en un proceso de decaimiento. Para recobrar la buena vibra, según la ancestralidad, se cura con rituales como el rezo, la unción de un huevo de gallina y la medición de la caja torácica con una cinta roja.

Para evitar que se repita el ‘mal de ojo’, se coloca como amuleto en la mano una cinta roja o violeta. Alfonso está convencido de que los baños y la fe generan una energía positiva tan fuerte que lo conectan con los “seres superiores del más allá”. Y es allí que hace una comparación. Toma un celular en su mano y formula preguntas que autoresponde.

“¿Qué función tiene la metafísica en todo este proceso de limpieza espiritual..? Darnos esa capacidad de abrir el aura de los caminos. Todo lo que hacemos está relacionado con la energía”, lo pronuncia con profunda seguridad el ‘yachay’ esmeraldeño Alfonso Rosero Patiño. (MGQ)