El horror y el debate que despierta ‘Mandíbula’

AUTORA. Ojeda se desempeña como académica, actualmente reside en España. (Foto: www.craneodepangea.com)
AUTORA. Ojeda se desempeña como académica, actualmente reside en España. (Foto: www.craneodepangea.com)

Amada por la crítica internacional y todavía poco conocida entre los lectores locales, la guayaquileña Mónica Ojeda es dueña de una de las voces más potentes de la literatura escrita en español en los últimos años.

Su segunda novela, ‘Nefando’, la colocó en 2017 en la lista Bogotá39, entre los mejores escritores de Sudamérica de su generación. ‘Mandíbula’, en cambio, estuvo entre los mejores libros del año pasado según la selección del diario El País de España.

Hace poco, ‘Mandíbula’ estuvo entre los 10 finalistas al III Premio Bienal Vargas Llosa de novela, junto a nombres que ya son ícono en la literatura universal como Gioconda Belli o Rodrigo Blanco Calderón.

El Dato
‘Mandíbula’ está a la venta en la Librería Española, Mr. Books y Rayuela.La obra también está en la última selección de Rodando Páginas, iniciativa de la Asociación Madrileña Audiovisual, lo que significa que muy probablemente será llevada a la pantalla. A esto se suman las traducciones de ‘Mandíbula’ al inglés, francés y griego, a cargo de importantes casas editoriales.

Ojeda se ha convertido en pocos años en una narradora ecuatoriana esencial, además de ser una experta en teoría literaria. Aunque frecuentemente es invitada a conferencias y conversatorios en el extranjero, no ha habido esfuerzos por parte de los gestores de la cultura en Ecuador por darle protagonismo en los eventos literarios nacionales. ¿Triunfar en el exterior es sinónimo de exilio?

La autora conversó con La Hora sobre algunos detalles de su más aclamada novela, que aún está disponible en varias librerías de la capital.

***

¿Qué suscitó en ti esa fascinación por ver la feminidad desde lo siniestro?
Me interesaba reescribir el género del horror, que, tanto como en películas como en literatura, suele trabajar con personajes de mujeres porque dentro de los estereotipos de la feminidad se las ha considerado frágiles.

Tomé características del género, pero mi intención era subvertirlas. Convertí a las protagonistas de mi novela en personajes que son vulnerables, pero a la vez increíblemente fuertes. No solamente reciben violencia, sino que son capaces de ejércela sobre otros.

Mi intención era adéntrame en la tradición de lo ‘femenino monstruoso’, que representa a mujeres que devienen en monstruos por no encajar en la feminidad normativa, que tienen deseos inquietantes, perturbadores e increíblemente oscuros.

¿Cómo deshilvanaste tus propias experiencias con el miedo y la religiosidad para escribir sobre La Edad Blanca?

Esa fue la experiencia más apasionante para mí durante la escritura de la novela. Me di cuenta de que, cuando uno estudia el miedo, aparte de toda la tradición de la literatura y el cine de terror, estudias los grandes miedos de la humanidad, que tienen que ver con la muerte y sexo, e inevitablemente acabas en la religión.

Generar una mirada caleidoscópica del miedo fue, para mí, la parte más fructífera de escribir ‘Mandíbula’”. Mónica Ojeda, escritora.
La religión es una respuesta al miedo, al terror máximo que es la muerte. Las religiones son expresiones que surgen del terror, por lo tanto, contienen terror. Nosotros aprendimos a amar con el Dios cristiano, pero la mayoría de religiones se basan en el miedo, no en el amor.

Eso en la novela relacionado con toda la mitología de H.P. Lovecraft. Encadenar todo ese universo fue fascinante, porque entiendes que el miedo lo mismo tiene de terrenal como de ancestral, mitológico, teológico y cósmico.

La hija se come a su madre, las estudiantes a su maestra. ¿Todas las relaciones humanas se fundamentan en este canibalismo? ¿Nos alimentamos de los que amamos para ser quienes somos?

Creo que sí, todos somos un poco madres cocodrilo, guardando a la gente que queremos en nuestras mandíbulas, intentando no comérnoslos. Creo que el amor tiene mucha hambre.

El amor tiene un componente de violencia. La diferencia entre relaciones sanas y las potencialmente peligrosas es la capacidad que tenemos de controlar esas ganas de canibalizar al otro, de poseer a otro.

¿A qué se debe que la literatura escrita por mujeres en Ecuador actualmente esté tan relacionada con el género del horror?

A que las mujeres vivimos el horror en primera persona.

¿Seguirás explorando el horror en tu escritura? ¿Qué te lleva a buscar el miedo?

Creo que sí, seguiré explorando este género, pero tampoco me siento atada a él en lo absoluto. Tengo intereses físicos que están relacionados con el miedo, pero podría en cualquier momento empezar a escribir sobre otras cosas.

Lo que me lleva escribir sobre el miedo, a estudiarlo y pensarlo, es que encuentro que es una emoción primordial humana; que, además, determina nuestras vidas, nos paraliza, pero que también nos puede impulsar a hacer las cosas más terribles, es una emoción con la que luchamos todos los días. El mío tiene muchas formas, muchas caras, muchos cuerpos, muchos lenguajes. Por lo tanto, me parece un tema tan digno como cualquier otro a ser tratado en la literatura. (AA)