¿Otra guerra fría?

Ugo Stornaiolo

Fronteras, soberanía, despliegue militar, discurso antiimperialista, muro de Berlín, Pacto de Varsovia y OTAN. Derecha e izquierda. Por décadas, eran dos formas de mirar el mundo: la occidental bajo la égida de EE.UU. y la socialista, bajo el control de la exURSS. Ocurrió tras la Segunda Guerra Mundial, y su fin pareció ser con la caída del socialismo real en 1991.

Noticias inquietantes desde diversas partes: “Posible despliegue militar de EE. UU. en Oriente Medio eleva la tensión con Irán”, “tensas conversaciones entre el secretario de Estado estadounidense y el canciller ruso”, “ataque con drones golpea red de oleoductos saudíes”, “ola islamófoba en Sri Lanka”, “guerra comercial EE.UU.-China” o “discrepancias ruso-estadounidenses por la situación venezolana”.

En un mundo multipolar, las potencias tienen objetivos claros. EE. UU. busca mantener su hegemonía militar y política, China avanza en materia económica y penetra en América Latina, Rusia no quiere perder de vista su espacio estratégico en Cuba, Venezuela y los países petroleros de Oriente Medio.

A esto, súmese el Brexit, el caudillismo, el populismo y nacionalismo en muchos países, especialmente europeos, el cuestionamiento de los temas de la agenda global: migración, pobreza o efecto invernadero, limitando los desplazamientos de migrantes y la existencia de esos fenómenos climáticos.

Con una guerra en el ciberespacio y los hackers de protagonistas, influyendo electoralmente en muchos países, con intereses claros de Rusia y EE. UU. por controlar las redes y el internet, con la presencia de espías que las potencias usan, al mejor estilo de fines del siglo XX.

Rusia recupera territorios, como Crimea, para ser la nueva URSS, que quiere el “zar soviético” Putin. EE. UU. consolida sus áreas de influencia y mejora su economía local, imponiendo sanciones a China, que anuncia represalias contra las acciones comerciales y agrícolas de Trump. Europa quiere generar organismos políticos y militares dejando de lado a los estadounidenses, que no tardan en negar esta posibilidad y anuncian sanciones. Otra guerra fría se va gestando en silencio.

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