Legado histórico

LIBER ANDRADE SALAZAR

La partida del Dr. Julio César Trujillo deja enseñanzas históricas para el país. Todo ser humano desde que nace hasta que muere tiene un espacio en la vida socio-política del país, tal cual lo describió Aristóteles cuando definía al hombre como el zoon politikón; rol previsto como deber de los ecuatorianos conforme el Art. 83.17 de la Constitución, pero con el aditamento especial de hacerlo honesto y transparentemente. Y, la verdad es que muy pocos son los que cumplen aquello.

Provino de un hogar humilde; se formó como abogado y como tal ejerció la docencia y dirigencia universitaria; escritor del derecho individual y colectivo del trabajo; asesor jurídico de organizaciones sindicales y populares y por ende defensor de trabajadores y campesinos; diputado y asambleísta constituyente; en los últimos años vinculado en el combate a la corrupción especialmente institucional, que le permitió llegar a ser Presidente del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social transitorio, que junto a sus compañeros sentaron las bases para la reinstitucionalización del Ecuador. En suma un político a carta cabal hasta los últimos momentos en que sus fuerzas físicas lo acompañaron.

Uno de los pocos dirigentes políticos de la vieja guardia que no dieron a torcer sus ideas en defensa de los derechos ciudadanos e institucionales. Y, para recordarlo en conjunto con Dolores Cacuango, Monseñor Leonidas Plaza, Milton Reyes, Rosita Paredes, Jaime Hurtado González y otros grandes líderes populares y campesinos, debería exigirse que en la malla curricular de las unidades educativas se incorporen materias como ética, moral, cívica y una de anticorrupción que eduque al humano para el presente y futuro de la Patria. Emprendido aquello, corresponde a todos, ir liberando al Ecuador del mal corruptivo que se anida en pocas mentes.

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