Concesiones mineras

Rodrigo Santillán Peralbo

El sabio alemán Alejandro von Humboldt habría dicho: “Los ecuatorianos son seres raros y únicos: duermen tranquilos en medio de crujientes volcanes, viven pobres en medio de incomparables riquezas y se alegran con música triste”. “Incomparables riquezas” para unos cuantos potentados y, en especial, para las transnacionales y los corruptos que se llevaron la riqueza hidrocarburífera, dejaron secos los pozos y contaminaron la Amazonía y el pueblo nunca salió de la pobreza. Los mismos, hoy quieren privatizar hasta el Seguro Social, la telefonía, refinerías, hidroeléctricas y todo cuanto huela a negocios y negociados.

En la actualidad se han puesto de moda las concesiones mineras por millares de hectáreas a enormes transnacionales, y los beneficios para este país, serán paupérrimos. Las empresas chinas Junefield y Tongling Nonferrus, bajo el membrete de “Ecuacorriente Sociedad Anónima”, ECSA, extraerán sesenta mil toneladas diarias de cobre, a cielo abierto, en el proyecto Mirador que, además, contiene tres millones ciento ochenta mil toneladas de cobre, tres millones trescientas noventa mil onzas de oro y veintisiete millones cien mil onzas de plata. La concesión fue otorgada por Rafael Correa, afirma Diego Delgado Jara.
Otra concesión escandalosa es la mina Fruta del Norte, de oro y plata en la Cordillera del Cóndor, por la que el Ecuador recibirá 930 millones de dólares, en tanto que la Lundig Gold se llevaría 10.700 millones de dólares. “¡Quien dude por favor verifique!”, dice Diego Delgado. El inciso 2 del artículo 408 de la Constitución ordena: “El Estado participará de los beneficios del aprovechamiento de estos recursos, en un monto que no será inferior a los de la empresa que los explota”. Del pueblo será la contaminación y la eterna pobreza.

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