Ser mejor o ser grande

Andrés Ontaneda V.

El fin de semana que acaba de terminar un ecuatoriano llamado Richard Carapaz fue conocido en todo el mundo por conquistar el Giro de Italia, una de las vueltas más famosas del mundo en el ciclismo. Todos aplaudimos su triunfo.

Ser el mejor significa que sólo existe un número uno, que se gana o se gana, es como el alumno en clases que si no saca 10 en todas sus tareas, es mal estudiante y es tildado que no sabe nada.

Nadie apostaba por Richard hasta la vuelta nro. 4 que logra su primer triunfo. Nadie sabía que era el mejor pero sólo él sabía en su mente que su espíritu, alma y cerebro estaban en sinergia para atacar, y que los años de preparación no lo podían defraudar y que era hora de alcanzar sus sueños y tenía que despertar de él para cumplirlo.

El sistema nos enseña a ser el mejor pero nadie nos enseña qué hay que hacer para ser grandes. Nos hablan que los jóvenes debemos ser el futuro de la patria, sin saber que somos el presente. Nos dicen que debemos luchar por nuestros sueños pero nadie nos dice que el camino será duro, frío, rocoso y sediento, nos mienten, juegan con su discurso y aprovechan de lo que somos. Que existe algo más importante que un 10, es ser buena persona, que la mejor arma es el estar por encima de todo y todos sin saber que llegando así la caída será más fuerte, nos hablan de historia, religión y matemáticas pero no nos enseñan disciplina y perseverancia. Que para llegar a los sueños debes tener un plan, trazarte metas, y tener un objetivo.

Carapaz nos enseñó que no hay que ser el mejor, sino ser grandes. Que no hay que trabajar en equipo sino con espíritu de equipo. Y la única manera de llegar a la cima es con confianza y amor propio, y Dios nos da las herramientas pero tú eres el arquitecto que construyes tu vida. (O)