Arroz seco

Freddy Rodríguez García

El escándalo del “arroz verde”, que con el paso de los días se pudre y se va convirtiendo en “arroz seco”, emite cada día pestíferos y nauseabundos olores. La semana anterior, cuya noticia más gratificante fue, sin duda, el brillante desempeño del ciclista carchense Richard Carapaz, que culminó con el triunfo en el Giro de Italia, fue acompañada con una noticia de la crónica roja: la detención de Tom Hagen, perdón, del Dr. Alexis Mera Giler, el arquitecto de la estructura jurídica del correísmo, y de la ex Ministra María de los Ángeles Duarte, acusados de concusión, derivación del affaire del arroz podrido.

Los cuadernos de Pamela (no, no es el título de una novela), de comprobarse su veracidad, develan una truculenta historia de aportes y reportes a la campaña, con cruces de cuentas y facturas truchas, en donde el hoy detenido preventivamente y la hoy portadora del grillete que alguna vez lo usó el Goebbles criollo, habrían cumplido un papel fundamental, para convertir en papel mojado la norma legal que limita los aportes de campaña, y llenar las arcas del movimiento ex oficialista con enormes cantidades de billetes verdes, tan verdes como el arroz con espinaca y como las banderas que flameaban al viento, en las épocas gloriosas del reinado del “séptimo Rafael”, cuya luz fulgurante debía perdurar al menos trescientos años.

La novedad de la semana también fue que los aportes no solamente vendrían de la empresa privada, a cambio de contratos que reportaron pingües ganancias (luego del correspondiente descuento por el “acuerdo entre privados”), sino también de muy generosos funcionarios públicos (generosos con plata ajena), que destinaron parte de los escuálidos recursos de las entidades públicas que dirigían, para aportar, cómo no, a la campaña del heredero del trono, devenido en traidor, según la sentencia inapelable del fantasma del ático. Todos estos hechos, por supuesto, son meras especulaciones, hasta que, como corresponde en un Estado de derechos y de justicia, sean determinados como ciertos por el juez competente, luego del debido proceso. Hasta tanto, Tom Hagen, Angelita y Pamela, deberán ser considerados más inocentes que un crío de pecho.