El mecanismo I

Patricio Durán

Estos días que he pasado un poco delicado de salud –una apendicitis que por poco se me complica- he aprovechado para ver por Netflix una serie de televisión brasileña titulada ‘El mecanismo’. La trama se desenvuelve en el campo político. Se basa en las investigaciones realizadas por la Policía Federal brasileña, en marzo de 2014, de la operación Lava Jato (Lavado de autos) en referencia a una serie de lavaderos de autos, debido a que fue el primer sitio allanado por lavado de dinero.

Marco Ruffo es un delegado jubilado de la Policía Federal obsesionado por el caso que está investigando. De pronto se ve involucrado en una de las mayores investigaciones de corrupción, desvio y lavado de dinero de la historia de Brasil. La proporción es tan grande que cambia completamente la vida de todos los involucrados.

Ruffo descubre que la corrupción sigue el mismo patrón de los fractales (modelo geométrico cuya estructura básica, fragmentada o aparentemente irregular, se repite en diferentes escalas) y reflexiona así “-la corrupción- es algo infinito. Una manera de operar que se alimenta a sí misma. Y expulsa, escupe todo lo que no es parte de sí. El mecanismo está en todo. Del Gobierno Federal al señor Joao. En el macro y en el micro. Se trata de un patrón. El poder económico y los funcionarios públicos actúan juntos. Los políticos nombran a los directores, quienes asignan las obras, siempre a los mismos contratistas. Estos cobran de más por el proyecto y devuelven parte del presupuesto a los políticos y directores en forma de soborno, el sistema se perpetúa a si mismo.

El mecanismo está en todo. Del fraude en el parquímetro a la identidad falsa para obtener descuentos. El soborno para que el oficial no te multe (viveza criolla). Los ricos cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres. Continuará.