Gracias Papá

Marlon Tandazo Palacio

Por haberte quedado junto a mi madre para darnos un hogar y acompañar mi crecimiento, cuando pudiste escapar como muchos. Porque papá no sólo es quien procrea, sino quien educa y guía con afecto.

Porque aún sin ser un preescolar, me enseñaste mis primeras letras, recompensándome con tus dibujos a mano alzada que me deleitaban al término de cada tarea.

Porque desde chico junto a ti aprendí a ser valiente, ayudándome a levantar y curar con paciencia mis heridas después de cada caída, que no han sido pocas.

Por acudir a la escuela donde te llamaron porque respondí feroz a las humillaciones de mis compañeros. Y con sabiduría supiste manejar el llamado de mi profe y me enseñaste con acciones que la convivencia entre distintos es posible.

Ahora que también soy padre comprendo que todos alguna vez fuimos niños, con la inocencia de esa etapa y que la vida –como dice El Principito- nos domestica a su manera. Haciendo a unos padres más afectivos con sus hijos que a otros. Pretendiendo convencernos falazmente, que los hombres no lloramos, que los hombres nos aguantamos como “machos” y que sólo cuando el alcohol seduce, cuando la vida se ha reducido a una miseria humana, legitimamos el llanto por las penas. De ti aprendí la resiliencia.

Ahora comprendo que también sufriste, que fuiste niño, que lastimaron tu corazón y que la vida intentó, sin éxito, adormecerte para nunca mostrarte vulnerable. Y que ese muro quiso limitarnos de una increíble relación que está sólo para ser disfrutada. Aún pese a todo ello has dado lo mejor como padre.

También comprendo que ese techo y comida que nunca nos faltaron, tuvieron días grises de trabajo escaso. Pero jamás te diste por vencido.

Por esto, y por lo mucho que nos queda por compartir juntos y por apoyarnos a ser quienes somos tus hijos, gracias papá. (O)

[email protected]