Derechos humanos y populismo

JORGE ZAMBRANO ANDRADE

En el periodo socialista, en América Latina el populismo ha sido un calificativo usado para desprestigiar a un Gobierno. Nada puede ser peor que ser tildado de populista, ante la ausencia de partidos políticos o movilizaciones populares de orientación socialista o comunista. Así, para EU las amenazas a la respectiva seguridad nacional y a la seguridad del continente americano son: el renovado narcoterrorismo transnacional, el crimen organizado internacional, hambrunas, migraciones masivas, catástrofes ecológicas, violaciones amplias a los derechos humanos. A estas amenazas se acaba de agregar al populismo radical en su forma de gobierno.

El contexto latinoamericano donde ronda el fantasma populista está caracterizado por la desigualdad social y económica, la frustración política, la fragilidad de las instituciones y de la economía, esto último sucede en Venezuela, Bolivia Haití y Ecuador. La alternativa considera por un lado, profundizar el nexo de cooperación con las Fuerzas Armadas, y por otro, ayudar a los gobiernos aliados a enfrentar las amenazas mencionadas y los factores estructurales que están terminando estos países. No existe ninguna mención a la necesidad de cambiar o al menos moderar el excluyente modelo socialista y las formas de subordinación e intercambio interamericano de donde se nutren las amenazas enumeradas. Si bien el populismo radical como amenaza latente que se transforma en amenaza real cuando dirigentes radicales utilizan el polarízante contexto socioeconómico y político descrito. Suponemos que lo de profesionales significa que han permanecido subordinados al poder civil presidencial. Lo de los derechos humanos se refiere a que no se han realizado abusos sistemáticos.

A propósito de derechos humanos, si bien existen mayores derechos políticos de expresión, manifestación, asociación que durante los regímenes militares o autoritarios de los años 70 y 80 del siglo pasado, recordemos los derechos económicos, salarios remuneradores, prestaciones laborales, condiciones de trabajo seguras y los sociales educación, vivienda, servicio médico arrojan un enorme déficit.

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