Explotó la ‘bomba de tiempo’

Desde hace mucho tiempo, quizás demasiado, se dice que el sistema carcelario nuestro era una “bomba” por estallar. El Gobierno decidió, mediante un decreto, la intervención de la Policía y las Fuerzas Armadas para desactivarla. Sin embargo, con los sucesos de esta semana la “bomba” le ha explotado en las narices, y sus consecuencias afectan a toda la sociedad.

Asesinatos, balaceras, narcotráfico, revueltas y captura de policías como rehenes son algunas de las pinceladas que dan forma a esta nueva etapa de la añeja crisis de las penitenciarías. No basta con organizar dispositivos de seguridad fuera de los muros de las prisiones, ni con requisar armas de todo tipo y drogas en las celdas o cambiar de sitio a los presos. Tampoco con sustituir funcionarios.

Los hechos apuntan a que las medidas adoptadas son insuficientes. Frente a la supuesta brillantez u opacidad de los análisis se echa de menos la síntesis de lo sucedido. No basta con parches y discursos, hay que reformar el sistema desde las raíces. Construir nuevos penales o incrementar el número de guías penitenciarios no es la fórmula para resolver el problema. Atenuar las sentencias mucho menos.

La regeneración y la rehabilitación exigen recursos, cuidadosa planificación y una política de Estado. Cualesquiera que sean los errores y aciertos, hay que ir al examen sereno de los contextos económicos y sociales que reflejan las revueltas intracarcelarias. Quizás sea oportuno procurar alguna experticia foránea. Pero el fenómeno, no nos engañemos, se engendra fuera de los muros de las prisiones. Por ahí es por donde hay que empezar.


Hay que unirse, no para estar juntos, sino para hacer algo juntos”. Juan Donoso Cortés Ensayista español (1809-1853)

Para el que cree no es necesaria ninguna explicación: para el que no cree toda
explicación sobra”. Franz Werfel Novelista Austriaco 1890-1945).