Ser presidente no garantiza reelección de Trump, pero puede ayudarlo

Foto: AFP
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Washington, Estados Unidos AFP

El presidente estadounidense Donald Trump lanza el martes su campaña para la reelección, decidido a seguir la senda de sus tres predecesores que desde la Casa Blanca lograron asegurar un segundo mandato.

¿Pero es verdad que ser presidente saliente otorga una ventaja en Estados Unidos?

Los precedentes

De los 45 presidentes de la historia estadounidense, sólo quince completaron dos mandatos enteros.

Pero la historia reciente es mucho más favorable para los mandatarios salientes.

Desde Franklin Roosevelt -que ganó cuatro comicios entre 1932 y 1944- sólo tres presidentes fracasaron a la hora de buscar la reelección: el republicano Gerald Ford en 1976, el demócrata Jimmy Carter en 1980 y el republicano George H.W. Bush en 1992.

El demócrata Lyndon Johnson había renunciado a presentarse en 1968.

Desde 1992, tanto Bill Clinton, como George Bush hijo y Barack Obama pasaron ocho años al mando de la primera potencia mundial.

Los pro y los contra

Los presidentes en ejercicio se benefician de una notoriedad y de una visibilidad

incomparable. El ejercicio del poder los coloca constantemente ante las cámaras.

Además gozan de la experiencia de haber gestionado una campaña victoriosa y pueden apoyarse en las estructuras que crearon cuanto años antes en términos de militancia y también para la recolección de fondos.

Donald Trump, cuya campaña de 2016 a veces pareció improvisada, dispone de estrategas con experiencia y un fondo de cerca de 40 millones de dólares.

En cambio, si los electores están insatisfechos con respecto a su gestión o con su partido, los mandatarios salientes quedan automáticamente penalizados. George Bush padre y Jimmy Carter se vieron perjudicados por la desaceleración de la economía, Lyndon Johnson pagó la impopularidad de la guerra de Vietnam y Gerald Ford sufrió con el escándalo de Watergate.

La atención mediática también puede volverse en contra. Las mentiras de Donald Trump son constantemente señaladas por la prensa, al igual que las investigaciones sobre su entorno y sus finanzas.

En las encuestas a nivel nacional, la cota de impopularidad de Trump llega al 53%.

Las lecciones del pasado

Los tres presidentes que fracasaron en la reelección tenían un punto en común: todos confrontaron a un rival dentro de su partido o del mismo campo ideológico.

En 1976, Ronald Reagan intentó ser investido como candidato del Partido Republicano contra Gerald Ford y casi logró vencerlo.

En 1980, Ted Kennedy había emprendido un combate tenaz contra Jimmy Carter. En su discurso para conceder la derrota en la Convención Demócrata no apoyó la candidatura del presidente saliente.

George Bush padre tuvo que enfrentar el desafío de Pat Buchanan, quien quiso arrebatarle la candidatura republicana. Tras vencerlo, sufrió no obstante el impacto del aspirante presidencial independiente Ross Perot, que sumó cerca de un 20% de los votos.

En cambio Trump tiene un gran apoyo interno con cerca de 90% de opiniones favorables entre los encuestados republicanos.

Sólo el exgobernador de Massachusetts Bill Weld, un político más bien moderado, evocó la idea de lanzarse en las primarias republicanas, pero el partido expresó su apoyo «sin reservas» al 45ª inquilino de la Casa Blanca.