Por acciones prontas y radicales

Dos manifestaciones desafiantes, por su nivel de violencia, están en el escenario público como muros infranqueables para las autoridades. Han crecido delante de sus ojos y de los nuestros, a veces sin querer darnos cuenta. El fenómeno de las minas ilegales de Buenos Aires es uno y otro la crisis abismal del sistema penitenciario. Los dos solo son la fiebre de una enfermedad social más grave.

Ambos fenómenos están en niveles fuera de lo imaginable. En el primero se conjugan los problemas que generan el desempleo, la desatención a las zonas rurales y una injusta distribución de la riqueza. Decenas de compatriotas encontraron allí una manera de sobrevivir, pero la guerrilla y el narcotráfico les esclavizan y violan sus derechos básicos.

El segundo es reflejo de la estafa urdida por un régimen manipulador, amoral y violador contumaz de los Derechos Humanos. El sistema carcelario y su caos sembrado de sangre, violencia delincuencial y ausencia de normas, es un espejo en el que examinarse toda la sociedad. Su población y las autoridades que deberían regular su convivencia y rehabilitación son parte de ella.

Cuando se abordan temas complejos como estos, el diálogo es una de las fórmulas a seguir. Buscar y encontrar soluciones es otra, pero las acciones para su corrección integral tienen que ser prontas y radicales. Todas las funciones del Estado deberían involucrarse en el enfrentamiento y solución de estas tragedias, pero también los que se esconden detrás de ellas.


Usted y yo no vemos las cosas como son. Vemos las cosas como somos”. Henry Ward Beecher Religioso estadounidense (1813-1887)

Siempre hay que tratar de ser el mejor, pero nunca creerse el mejor”. Juan Manuel Fangio Piloto de carreras argentino (1911-1995)