CARLOS CONCHA JIJÓN
Conservar el medio ambiente debe ser una práctica de todos, porque es vida saludable; sin embargo, las políticas equivocadas impuestas por los gobiernos, han dejado en segundo plano el desarrollo y conservación del ambiente, que debe ser un factor esencial para un equilibrado avance de la sociedad. Nuestros pueblos sumidos en la pobreza a causa de la deficiente capacidad del Estado para satisfacer sus más elementales necesidades, son impactados por las condiciones ambientales deficientes, que agravan los problemas de salud existentes.
Durante mucho tiempo se ha utilizado los suelos equivocadamente, actitud que determinó que la erosión avance agresivamente, produciendo desertificación y con ello la respuesta con la ausencia de lluvias. Se han emitido una serie de leyes en cuanto tiene que ver con el aprovechamiento racional de los bosques y a pesar del esfuerzo que se hace para detener esta degradante actitud depredadora, la deforestación continúa incontenible con la tala ilegal, ocasionando una dolorosa e irreparable pérdida de la biodiversidad y los recursos genéticos.
Resulta un imperativo hacer de la gestión ambiental, algo intrínseco a nuestras vidas, como una acción simultánea de todos los actores, para lograr resultados socialmente justos, económicamente rentables y ambientalmente sostenibles, valiéndose del diálogo fructífero sobre la base de una concertación y conciliación de los intereses de las partes involucradas.
Sin duda que esta situación, que es de muchos años, encierra un gigantesco universo de una enmarañada selva de problemas ambientales, podría resolverse con esfuerzo, decisión de trabajo y afán de servicio, puestos a disposición de la colectividad. Debemos convocar a una conciencia nacional a una férrea unidad, con mentes libres para romper barreras inicuas, que nos permita avanzar en la consecución de grandes objetivos.