La grandeza no llega de chiripa

EDGAR QUIÑONES SEVILLA

Sin pena ni gloria ha terminado la presencia del seleccionado de fútbol mayores del Ecuador, en su participación número 28, siendo esta una de las peores de la historia de estos certámenes que, para nuestro onceno, empezó en 1939. Aquí han fallado todos, nadie puede ser excluido del papelón.

Analizado científicamente el asunto, hay que partir de una realidad: nada puede hacerse en provecho de los seres humanos, si no se transmite una educación de excelencia. Aquí no se trata de aceptar el viejo pregón de que “el biotipo, el color de la piel, la vivacidad o las argucias de unos son superiores a los de los demás”. No existe raza superior, por tanto no hay raza inferior. Si se cuenta con profesores bien preparados, con los conocimientos fundamentales de la actividad, en este caso del fútbol, tendremos buenos jugadores y buenos conjuntos de este y otros deportes.

No puede un dirigente confiar solamente en el profesor motivador, como algunos afirman que es el actual entrenador colombiano conocido como ‘El Bolillo’, de nombre Hernán Darío Gómez. Una casa se levanta con amor y voluntad firme para servir a los hijos y a la esposa que se hallan a cargo del jefe de familia. Sin embargo, los recursos económicos y la planificación no pueden faltar. Por ejemplo, la construcción debe poseer bases firmes antes de hincar las vigas y el peso de la parte superior. Lo dicho es para todos los deportes.

En baloncesto hay que hacer algo parecido. Como arrancar enseñando a receptar la pelota, practicando el pase de las diversas maneras requeridas, adiestrando ambas manos; practicando repetidamente los lanzamientos a la canasta; ejercer las varias formas de eludir al contrario antes de iniciar el drible; practicar cientos de veces el rebote defensivo y ofensivo; trabajo fuerte en el manejo de los pies para poder detener a los rivales, con o sin pelota, etc. En este juego, los mejores del mundo emplean las 3 cuartas partes del tiempo de ensayo, en fundamentos.

En fútbol, Alemania, Brasil, Inglaterra, España, Argentina, Chile, y otros hacen lo mismo. Solo en Ecuador es que se vive esperando que asomen alegremente Di Stéfano, Spencer, Beckenbauer, Maradona o Messi. El tercer lugar de los Sub-20 en Polonia, no fue casualidad, como la presencia en el Mundial de Brasil 1971 del básquetbol femenino ecuatoriano, con seis esmeraldeñas, por única vez en la historia, tampoco fue chiripa. Fue un trabajo como manda el arte y la ciencia deportiva.