Edad dorada

Ann Landers, seudónimo de la escritora norteamericana Esther Pauline ‘Eppie’ Lederer (1918-2012), trascendió por haber sido periodista de renombre que contribuyó notablemente a la mejor orientación de la sociedad, mediante mensajes bienhechores y perdurables.

Se afirma que recibía un promedio de diez mil cartas al mes, que le enviaban personas con serios conflictos no solo emocionales y que ella contestaba con respuestas prontas y edificantes, que complementaban el contenido de sus muy leídas columnas.

En un periódico mexicano se le ha recordado por las exhortaciones dadas a los ancianos para que tomen conciencia de su real situación y cumplan recomendaciones que les hacen los propios familiares, como no manejar vehículos cuando las reacciones ya no son las apropiadas; aceptar cuando alguien indica que se está teniendo ciertas confusiones y lagunas en la mente; poner asuntos legales, financieros y testamentarios en orden, a fin de evitar problemas posteriores a los seres queridos; no quejarse constantemente, peor ser manipuladores y groseros; poner atención al cuidado y apariencia personal, haciendo ejercicio, comiendo sanamente, vistiéndose en forma debida y comportándose con dignidad.

Estas sugerencias son encomiables para que se cumplan a nivel individual. De otra parte, el medio familiar y colectivo tiene que brindar el mayor de los respetos a quienes hayan sobrepasado los 65 años de existencia, brindándoles por lo menos las consideraciones indispensables en el trato diario y beneficios sociales prioritarios.

La edad dorada, la calidad de vida para los adultos mayores no debe circunscribirse exclusivamente a las declaraciones de ocasión de líderes o politiqueros, caracterizados por imparable demagogia.

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