La inteligencia humana no es la única

Hernán Yaguana Romero

La relación del hombre con la naturaleza y la tecnología va cambiando drásticamente. Desde hace un tiempo atrás somos testigos privilegiados de cómo el desarrollo tecnológico trastoca todo a su alrededor; viene a ser una especie de agujero negro, donde la supremacía del ser humano se ve en duda frente al capitalismo algorítmico, donde las máquinas realizan funciones más allá de lo pensado; donde el hombre, en otro momento supremo indudable, es sólo un elemento adicional de todos los que conforman la vida.

Pero ese agujero también tiene sus aspectos positivos: no podemos negar que los métodos surgidos a raíz del dataísmo se están convirtiendo en increíbles fuentes para revelar aspectos científicos impensables, eso es digno de aplaudir; lo malo es cuando esos mismos métodos actúan única y exclusivamente desde el procesamiento de datos, olvidando los rasgos propios de las humanidades y de las ciencias sociales. En ese momento se pierde la estética y los valores de corte cualitativo, allí es donde existe peligro, pues parecería que estamos cayendo dentro de un fetichismo por la data, creyendo que es el único elemento capaz de hacernos distinguir la realidad; cuando bien sabemos que hay otros como: la intuición, la percepción, la exploración, etc., muy válidos para la toma de decisiones.

Por todo, es oportuno un repensamiento de nuestra relación con la naturaleza y la tecnología, para lo cual vale la pena ubicarnos dentro del contexto actual, donde existen otras estructuras con formas de vida ya establecidas. El objetivo no es recobrar, por encima de todo, la supremacía de lo humano, más bien es situar a lo humano dentro de esa red de interacciones desde la cual actúa, trabaja, negocia y convive junto a otras entidades no humanas. (O)

[email protected]