Un salto humano

Diego Cazar Baquero

El director del Instituto Cervantes de Madrid, Luis García Montero, declaró hace pocos días que “la inversión en educación y cultura es fundamental para que el cambio digital que vive la sociedad sea ético”. García Montero participaba en el XX Congreso de Hispanistas y, a propósito, invitó a convertir al español “en una lengua de ciencia y tecnología”, para que “trabaje por la democracia”.

Aunque buena parte del mundo vive la era digital en cada acto de su vida y aunque los dispositivos digitales nos acercan más que nunca a la información, la distancia entre seres humanos es hoy, aparentemente, mayor. Esta es una de las grandes paradojas de estos tiempos. Las generaciones nacidas a mediados del siglo XX tienden a ser muy críticas con las maneras de interactuar en la era digital y creen que ‘chatear’, ‘guasapear’, ‘favear’, retuitear son palabras que invaden el idioma, hábitos que dividen familias y actos ajenos a la vida real. Sin embargo, en un mundo de migrantes, hay también quienes sin un móvil tendrían que esperar días, semanas o meses para conectarse –aunque sea de modo virtual– con un ser querido que está lejos, y oír su voz o mirar su rostro traducido en bits.

El salto a lo digital será humano si es que exigimos, buscamos y liberamos información. García Montero advirtió que “vivimos nuevas formas de manipulación y de control de las conciencias”, y acertó, pues sin inversión en cultura y en formación de ciudadanía digital, no podemos crear tecnología para nosotros mismos. Debemos promover soportes digitales de aprendizaje en español para garantizarnos igualdad. Debemos invertir en planes de incorporación de nuevas tecnologías en nuestra vida diaria –y en nuestras lenguas– de manera armoniosa, para poner el conocimiento al servicio de todos.

Sin inversiones significativas, abundantes, en educación y en cultura, la era digital solo sirve para someter a quienes consumen a ciegas lo que otros producen. La educación y la cultura no pueden continuar siendo las últimas ruedas de este desbocado coche que es el planeta hoy.