Sobreprecio como política pública

Hubo tanto sobreprecio, soborno, diezmo y llamativos aportes para Alianza PAIS durante el correísmo, que muchas veces pareciera que nos vamos acostumbrando a que así mismo es la política y que ¿qué se puede hacer? Pero esa podría ser, quizá, la peor de las actitudes que tomemos. Lo correcto es no perder nuestra capacidad de asombro ante esos niveles de corrupción e indignarnos siempre para que esa historia no se repita.

Cada semana se conoce algo nuevo. Ya no solo es ‘Arroz Verde’, o la fantochada de El Aromo, o el poliducto Pascuales-Cuenca y tantas obras que nos recuerdan los tratos del Gobierno de Correa con Odebrecht. Ayer fue el turno del Complejo Judicial, ubicado en el norte de Quito.

La Contraloría presentó un informe preliminar en el que define que el edificio, presentado en sociedad con tambores y timbales, fue construido con un sobreprecio total de más de 3 millones de dólares. ¡3 millones de dólares! No perdamos la capacidad de asombro.

No solo eso: en el Complejo Judicial hubo inconsistencias en análisis de precios, pagos sin sustento técnico, errores en informes, materiales que no cumplían los requerimientos…

Lo que encontramos es que durante esa década se implantó el sobreprecio como política de Estado. Y de eso los ejemplos abundan.

La Justicia ecuatoriana sigue actuando lento, en comparación con el ritmo de otros países, aunque las autoridades dan señales de querer avanzar. Sin embargo, la clave para que esto no se repita será siempre que la ciudadanía se indigne, que no esté dispuesta a tolerarlo nunca más.


Existe en el mundo un único camino. ¿Adónde conduce? No preguntes, ¡síguelo!”. Friedrich Nietzsche Filósofo alemán (1844-1900)

No se recuerdan los días, se recuerdan los momentos”. Cesare Pavese Escritor italiano (1908-1950)