UNA BRUJULA PARA LA UNIVERSIDAD.

Carlos Concha Jijón.

«Por las cosas que se dicen, da la impresión que una gigantesca araña de imaginación, trabaja incansablemente, tejiendo de desesperanzas, sobre la UTE Luis Vargas Torres. Esto que en apariencia parece fantástico, que bien podría encajar en el mundo de ficción de julio Verne, es en sí, la viva realidad del desbarajuste por la que atraviesa nuestra querida universidad, que apenas proyecta luz tenue, apagada sin dinamismo ni armonía.

Existe un criterio generalizado, que indica que la universidad esmeraldeña, se ha convertido en un bastión político, para satisfacer ambiciones personales desvirtuándosela de sus objetivos y sumiéndola a un calvario humillante y desnaturalizado. Su armazón, esqueleto o estructura física e intelectual gravita en un ámbito de tedio y desorganización, equiparado al enquista miento de la tenia solium. No hablo de rumores, me refiero a hechos concretos, que son las vivencias rutinarias de una _certidumbre, que va de boca en boca, causando admiración y dejándonos estupefactos. A lo largo de la existencia de la universidad, siempre ha existido un grupo adjunto al Rector, que controla y maneja la institución, como un feudo. Esta vez ese grupo pintado de verde, por las travesuras políticas del Rector, seguirá siendo verde, como movimiento aparentemente ecologista, pues se supone que sus funciones apuntan otros objetivos. ¿Qué ha pasado en la universidad?, ¿Acaso resultó una empresa demasiado grande?, ¿Resultaron estrechos sus presupuestos o se dilapidaron sus rentas?, ¿Por qué bajó el nivel académico?, ¿Han cumplido profesores y estudiantes con su rol? Son interrogantes planteadas, que bien merecen un análisis profundo, para llegar a conclusiones ciertas, que permitan encausar a esta noble institución.» (La UTE de hoy, es similar a la de 1993, con falencias académicas y administrativas, profesores impagos, déficit presupuestario, demandas de renuncia al Rector y el aviso de nueva evaluación a las universidades, nos hacen presumir del peligro de su acreditación, que obliga la urgente intervención del Consejo Universitario.).