Japón, más guerra comercial

Las guerras comerciales están de moda. El tablero bélico ya no se encuentra en campos de batalla militar sino en los circuitos comerciales. El viernes Japón sacó a Corea del Sur, que fuera su “socio comercial preferido”, de su lista blanca. Era el único país asiático con esas preferencias, siendo el tercer socio de Japón.

Las restricciones afectan a materiales para fabricar chips y pantallas de teléfonos, computadores y televisores. Es decir, dada la presencia de productos coreanos en el mercado internacional –Samsung es el teléfono más vendido en el planeta- esta decisión tendrá repercusiones globales.

Esta disputa ha ido subiendo el tono durante los últimos meses, pero no parecía fueran a cristalizarse, particularmente luego de la Cumbre del G20, llevada a cabo en junio. Allí se habló de revitalizar el comercio y superar diferencias entre países, ideas en ese momento dirigidas hacia la disputa arancelaria entre EE.UU. y China.

El conflicto tiene origen en la decisión del Tribunal Supremo de Corea del Sur de 2018, que abrió la posibilidad de que ciudadanos coreanos o sus herederos, esclavizados por compañías japonesas durante la Segunda Guerra Mundial, pudieran demandarles y exigir compensaciones. Una de las empresas es Mitsubishi.

Japón niega que el fallo sea la razón. Argumenta que impone restricciones ya que no confía en el control de Corea del Sur para evitar que sus productos caigan en manos de terceros países bajo sanciones económicas de la ONU. Esta decisión devela heridas abiertas de la historia.

Entre 1910 y 1945 Japón colonizó a Corea. Japón pidió perdón a Corea por sus rigores y abusos pero da la impresión de que las disculpas no fueron sinceras. Imponer estas medidas es un mal precedente que crea una enorme incertidumbre a nivel geopolítico. Esperemos que Japón rectifique.

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