Todo comenzó en la década de 1960, cuando un pobre contador rumano intentaba llegar a fin de mes y alimentar a su familia. Stefan Mandel no pudo encontrar un trabajo con un salario más alto que el suyo, por lo que se le ocurrió una solución: jugar a la lotería. Y es que él se hacía llamar un ‘matemático de fin de semana’, pues estaba fascinado con los números, y pasaba su tiempo libre trabajando en su propio algoritmo, la ‘condensación combinatoria’.
Su primera victoria
Él aseguraba que este algoritmo secreto le revelaba con precisión cinco números de una lotería rumana de seis números. Así que lo puso en práctica. Usándolo, y con el apoyo de sus amigos y familiares, Mandel logró comprar enormes cantidades de boletos con los números que tenían más probabilidades de ganar. Ganó el primer premio, el cual fue de aproximadamente 19.000 dólares, y pagó una parte a todos los que lo habían ayudado.
Nuevos rumbos
Con esa ganancia, Mandel se dirigió a Europa Occidental. Durante cuatro años, se mudó de un país a otro, hasta que se decidió establecerse en Australia. Cuando obtuvo su ciudadanía australiana, tuvo acceso a todos los recursos de la Mancomunidad de Naciones, lo que significaba que podía participar en el sistema de loterías de Reino Unido, lo cual resultó ser mucho menos complicado de lo que el rumano había descifrado antes.
Con un método sencillo
Su nuevo y avanzado método era bastante genial gracias a su simplicidad. Solo necesitaba comprar todas las combinaciones de números que había, y lo hizo. Con ayuda de inversores que creyeron en él, adquirió miles de boletos que le hicieron ganar, no solo el primer premio, sino el segundo, el tercero y otros menores. Con los años logró seguir acertando la lotería creando lo que él llamó un ‘sindicato de lotería’: una red de cientos de inversores que creían en su método. Pero las autoridades cambiaron las leyes, haciéndole casi imposible seguir con sus planes. Fue entonces cuando comenzó a pensar en América.
Hacia Estados Unidos
Mandel quería aparecer en los titulares de todo el mundo, por lo que optó por participar en la lotería de Virginia, en Estados Unidos. Era 1992, y el premio mayor era de 27 millones de dólares, lo que significaba que debía comprar 7 millones de boletos. Pero la suerte estaba de su lado. El sindicato de lotería no solo se llevó el premio gordo, sino también el segundo y el tercero, junto con docenas de premios menores. Él ganó alrededor de 30 millones de dólares, y llegó a los titulares internacionales, tal y como quería.
Fue a la cárcel
° Las autoridades americanas no
vieron con buenos ojos su jugada, por lo que cambiaron sus leyes. Mandel intentó hacer otro de sus trucos, pero eso solo le valió una estadía de unos meses en la prisión, ya que violó los reglamentos. Eso lo debe haber obligado a entrar en razón, ya que hoy vive retirado en una isla tropical australiana, siendo el hombre que más veces ha ganado la lotería en el mundo.