El otro asesino de los arrecifes de coral

ESTUDIO. El cambio climático no es el único responsable de esta amenaza. También participa el nitrógeno reactivo que generamos.
ESTUDIO. El cambio climático no es el único responsable de esta amenaza. También participa el nitrógeno reactivo que generamos.

Los arrecifes de coral se encuentran entre los ecosistemas más amenazados por el ser humano, responsable del cambio climático –el aumento de la temperatura de las aguas está detrás del blanqueamiento de los corales, proceso que puede llegar, en última instancia, a provocarles una muerte masiva–, la agricultura intensiva –que conlleva el uso de pesticidas y fertilizantes que terminan por llegar a los ecosistemas acuáticos– y las prácticas pesqueras agresivas. Es imprescindible reducir el impacto humano, tanto a nivel global como local, si deseamos que estos arrecifes y la pesca que depende de ellos puedan sobrevivir en las décadas por venir.

Se suele señalar al incremento de las temperaturas del agua como principal responsable de esta amenaza, pero un estudio reciente publicado en la revista Marine Biology apunta también a otro factor importante. Tras recopilar durante treinta años datos del arrecife Looe Key, ubicado en el Santuario Nacional Marino de los Cayos de Florida (EE. UU.), estos investigadores del Instituto Oceanográfico Harbor Branch, de la Universidad Atlántica de Florida, han descubierto que el problema de la decoloración de los corales no se debe solo a que el planeta se calienta, sino también a un incremento del nitrógeno reactivo, que generamos a través de la producción, por ejemplo, de fertilizantes y aguas residuales que luego tratamos de forma inadecuada.

Los corales ya se estaban muriendo

Esos niveles elevados de nitrógeno causan el hambre de fósforo en los corales, lo que reduce su umbral de temperatura para el blanqueamiento. De hecho, apuntan, estos arrecifes de coral se estaban muriendo mucho antes de sufrir el impacto del incremento de la temperatura del agua. «Nuestros resultados proporcionan evidencias claras de que la carga de nitrógeno de los Cayos de Florida y el mayor ecosistema de los Everglades (parque natural subtropical) causado por los seres humanos, y no el aumento de las temperaturas, es el principal impulsor de la degradación de los arrecifes de coral en el Área de Preservación del Santuario de Looe Key», apunta Brian Lapointe, autor principal de este estudio y profesor investigador en el Harbor Branch.

La presencia de nitrógeno y fósforo es fundamental para la vida, y en los ecosistemas acuáticos tienen un papel fundamental como nutrientes para los animales y los vegetales. Sin embargo, una concentración excesiva de estos elementos, o una proporción inadecuada, puede suponer un riesgo para dichos ecosistemas.

Y precisamente uno de los hallazgos clave de este estudio es que la escorrentía de nutrientes en la tierra ha incrementado la ratio de nitrógeno/fósforo en las algas de los arrecifes, con un aumento de la limitación de fósforo, lo que se sabe que causa estrés metabólico y la hambruna en los corales. Según señalan estos investigadores, las concentraciones de nitrógeno reactivo se encuentran por encima del umbral crítico del ecosistema establecido de manera previa para los Cayos de Florida, así como los niveles de fitoplancton para los arrecifes marinos, como lo constata la presencia de macroalgas y otras floraciones de algas nocivas debido a los niveles excesivos de nutrientes.

“La buena noticia es que podemos hacer algo para solucionar el problema del nitrógeno”, apunta Lapointe. En este sentido, señala que se puede mejorar el tratamiento de aguas residuales, reducir el uso de fertilizantes e incrementar el almacenamiento y tratamiento de las aguas pluviales en Florida.

Según otro de los coautores del estudio, James W. Porter, profesor de Ecología en la Universidad de Georgia, “citar el cambio climático como la única causa de la desaparición de los arrecifes de coral en todo el mundo pierde de vista que otro punto crítico es que la calidad del agua también desempeña un papel”. “Aunque las comunidades que viven cerca de los arrecifes de coral pueden hacer poca cosa para detener el calentamiento global, en cambio sí pueden contribuir a reducir la escorrentía de nitrógeno. Nuestro estudio demuestra que la lucha para preservar estos arrecifes de coral requiere también una acción local, y no solo global”, concluye Porter.