La jirafa y la amenaza de ‘extinción silenciosa’ en África

REALIDAD. Su hábitat se ha reducido, mientras algunos siguen matándolas por sus huesos y cerebro.
REALIDAD. Su hábitat se ha reducido, mientras algunos siguen matándolas por sus huesos y cerebro.

AFP

A nivel de África, el número de jirafas disminuyó en un 40%, aproximadamente, entre 1985 y 2015, hasta unos 98.000 ejemplares, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

En Somalia, Sudán del Sur, República Democrática del Congo o la República Centroafricana, los conflictos favorecen a la caza furtiva y hacen casi imposible los intentos de estudiar y proteger al animal.

En África Austral se registraron notables aumentos, pero en África Oriental la jirafa reticulada perdió alrededor de un 60% de sus individuos, mientras que la jirafa nubiana ha sufrido una pérdida trágica del 97%. En África Central, la jirafa del Kordofán vio su población disminuir un 85%.

Seis países africanos, incluidos Chad y Kenia, proponen clasificar a la jirafa en la “lista de especies que, aunque no están necesariamente amenazadas de extinción actualmente, podrían estarlo si el comercio de sus ejemplares no se controla rigurosamente”.

Pero no hay suficientes datos fiables sobre el comercio de jirafas, ya sea de trofeos, partes del cuerpo u objetos hechos con sus pieles o huesos, dice Arthur Muneza, de la Fundación para la Conservación de la Jirafa.

Los críticos denuncian una propuesta guiada por “la emoción”, en vez de por los “hechos científicos”. Aducen que la poca información disponible -Estados Unidos es el único país que cataloga estas importaciones- indican que la mayoría de los trofeos de jirafas proviene de países donde sus poblaciones aumentan (Sudáfrica y Namibia).