Nina Gualinga, la protectora de la selva

TRABAJO. Esta joven ha hecho los derechos de los ‘waos’ su bandera de lucha.
TRABAJO. Esta joven ha hecho los derechos de los ‘waos’ su bandera de lucha.
TRABAJO. Esta joven ha hecho los derechos de los ‘waos’ su bandera de lucha.
TRABAJO. Esta joven ha hecho los derechos de los ‘waos’ su bandera de lucha.

A los 8 años, con la mirada llena de selva y el corazón ya en rebeldía, escribió una carta que nunca entregó en contra de una concesión petrolera dentro de territorio Sarayaku. “Pedía que, por favor, no vinieran a destruir la selva. Era mi casa, no entendía cómo alguien podía venir sin ni siquiera intentar ver o conocer cómo vivíamos”.

Nina Gualinga ahora tiene 25 años y es una de las más importantes líderes indígenas jóvenes, pero sigue siendo esa niña que modelaba por los bosques, el agua y los animales del Oriente. Además, su nacimiento se dio en medio del levantamiento indígena de 1992, cuando su comunidad Sarayaku logró que el gobierno del entonces presidente Rodrigo Borja les otorgara el título de propiedad de su territorio por más de un millón de hectáreas. Por eso, ella se denomina hija del primer levantamiento de su pueblo.

Como puente entre dos mundos, la selva y la ciudad, ha llevado su mensaje por la defensa de los derechos de la Amazonía a convenciones en París, Alemania, Hawái, Marruecos, así como a marchas en Nueva York.

Cuando piensa en el futuro, cree que una de las mayores amenazas es la penetración de las carreteras. “Con ellas vienen los madereros, sacan los árboles y cuando los animales ya no se pueden reproducir, las familias no tienen qué cazar, no pueden alimentarse de la selva”.

Entre sus labores está, en 2011, la representación de los jóvenes de Sarayaku en la audiencia final ante la CIDH en Costa Rica. Ha asistido a las llamadas mundiales para mantener el petróleo en el suelo, como la Marcha del Clima Popular, marcha de mujeres indígenas que unió a siete nacionalidades en defensa de derechos y territorios.

Actualmente, se encuentra trabajando en el proyecto Selva Viviente, que propone una nueva categoría de áreas protegidas que involucre la autogobernanza y la autonomía de los pueblos indígenas dentro de ellas.