Se fue el Curita

Adolfo Coronel Illescas

Destituido por la Asamblea Nacional se fue el curita Tuárez, acompañado del trío de acólitos de la “revolución”. Se cumplió el mensaje del Señor cuando al iluminarlo le dijo “deben irse todos a la casa”. Por lo pronto se han ido cuatro y quedan todavía 10, del Consejo de Participación Ciudadana. El Mashi está más preocupado, pensaba que “teniendo de parte al cura me río del sacristán”. No fue así. Ahora, fray José se dedicará a lo que ya le gustó luego de votar la sotana, la ocupación de los que no tienen ocupación, la política, para aspirar a ser candidato, aunque sea a legislador o algo que esté de acuerdo a su altura y prepotencia. Cargos del Gobierno no. Él no acepta “pendejadas”.

El curita antes de irse lanzó amenazas en lugar de bendiciones y Rosa su compañera del juicio final lanzó una premonición, volver junto con el fugitivo por corrupción que amenaza con regresar y postularse para vicepresidente, tal cual como la Cristina de Argentina, donde el kirchnerismo como forma de expresión política ha lanzado la consigna: “Puto o ladrón lo queremos a Perón”. La del correísmo será parecida y terminará en: ‘drón’.

La pregunta es: ¿Por qué mientras más se destapa la hoguera, más cunde la bobera de que vuelva el líder del saqueo exitoso? Al parecer porque todo sigue a la baja, incluyendo la baja de popularidad del Licenciado que al comienzo subió como palma para luego bajar como coco; la baja de credibilidad de una población cansada de tanta corrupción y negligencia. En esto y algo más podría anclarse el retorno de los mismos que crearon el despelote en la década pasada, de cuya herencia sabemos nombres, sobornos, números y cantidades robadas, sin que nadie logre hasta ahora dar “la estocada final” al cabecilla, cómplices y encubridores del daño económico y moral ocasionado al país. Ellos y su rebaño siguen “arrejuntando” motivos no solo para terminar de llevarse el país, sino para arrancarnos hasta el alma a puñados, hasta hacernos hueco, como dice el poeta.

El Gobierno no se dio cuenta que “el zorro duerme, pero en su sueño cuenta las gallinas”. Estamos como en Argentina, se perfila un panorama político donde es capaz de triunfar el populismo dictatorial y no la razón, sin darnos cuenta que “a los pendejos ni Dios los quiere”. (O)