Andrés Ontaneda
Un estudio local realizado acerca de la motivación organizacional nos demuestra que el grado de motivación en el trabajo a nivel local, es casi nulo, y que la mayoría de líderes institucionales tienen la percepción de que la única manera de motivar es mediante el dinero.
Nos encontramos con gerentes, líderes, y unidades de talento humano que no encuentran vías asertivas, cuando las soluciones prácticas están disponibles desde la ciencia del comportamiento humano, es así que por ejemplo que nace desde su parte fisiológica, por ejemplo, se encontró que la prioridad de motivación para una mujer es la forma en que su inmediato superior mantiene el trato, ellas explican que prefieren mantener una remuneración constante y un carga en su trabajo siempre y cuando su “jefe” la trate de una manera afable y respetuosa. Sin embargo, para el hombre se convierte en prioridad que sea considerado para ocupar nuevas vacantes que permitan desarrollar su capacidad profesional a pesar de mantener su salario anterior.
Los malos planes de educación continua hacen que solamente se refuercen las habilidades técnicas, dejando de lado las habilidades blandas y desarrollo personal. Otras maneras de motivar como la conciliación, flexibilidad horaria, realizar un trabajo interesante, buen clima laboral, estos son claramente los elementos que más motivan. Finalmente las personas buscamos lo mismo: sentirnos escuchados, tener autonomía, disponer de cierta libertad, y separar la vida personal de lo profesional es casi imposible, somos un solo ser y por naturaleza biológica separar de la mente nuestros pensamientos cuesta mucho trabajo.
Más allá de la motivación y calidad laboral, como dijo Kaoru Ishikawa: “Calidad empieza con educación, sigue con educación y continuará siempre con educación”. (O)