Escenarios para la vida y salud

EDGAR QUIÑONES SEVILLA

«La cuna de los mejores deportistas del Ecuador» no cuenta con escenarios deportivos para seguir contribuyendo a la gloria de la nación. Increíble pero cierto. En el bicentenario del manifiesto libertario de Rioverde, que despertó a los pueblos de la Real Audiencia de Quito, el territorio promotor del glorioso gesto, prosigue reclamando atención a sus justos derechos, especialmente campos deportivos.

Ricardo Plaza Bastidas, esmeraldeño graduado de profesor de Pedagogía en los Estados Unidos de Norteamérica y primer ecuatoriano que practicó el baloncesto, introdujo en nuestro país este deporte en 1917; el juego precursor se llevó a cabo en el patio del edificio municipal (Bolívar y 9 de Octubre), en un encuentro en el que estuvieron, entre otros, Franklin Tello Mercado, Fílocles Muñoz, José Estupiñán García, Juan Luis Tenorio Pimentel y Manuel ‘Chombo’ Caicedo y no ha recibido de las autoridades políticas ni deportivas el honor que el singular hecho amerita y ni siquiera los actuales dirigentes federativos han podido conservar en buen estado el coliseo ‘Nubia Villacís Díaz’, inaugurado en 1961 con motivo del sexto campeonato nacional del deporte de James Naiishmith, donde el quinteto masculino esmeraldeño obtuvo su primer subcampeonato, escoltando a Guayas que se proclamó campeón.

En este mismo lugar, en 1968, el equipo de Nubia, Pilar, Mercedes, Melba, Bertha y Piedad empezó a forjar la gloria que lo conduciría al oro bolivariano, bronce sudamericano y por primera y única vez Ecuador, a un mundial en Brasil y Juegos Panamericanos en Colombia. Tampoco contamos con un escenario de primera para la práctica del fútbol; el Folke Anderson, que empezó a acoger a los deportistas de la actividad, construido por iniciativa del comandante Benjamín Coronel, presidente de la Federación Deportiva de Esmeraldas, en la década de los años 30, no ha alcanzado la categoría exigida, pese a lo cual prosigue entregando en cantidades elevadas jugadores a todos los clubes del Ecuador, América y otros continentes.

Es hora ya que se ponga fin a la inacción. Cada quien está obligado a cumplir su tarea y velar porque los demás hagan lo que atañe a la suya. Esmeraldas requiere escenarios deportivos ahora. No cuando en vez de atletas campeones tengamos niños y jóvenes destacados en el consumo de drogas prohibidas. Queremos párvulos y adolescentes talentosos, tanto en el conocimiento de las ciencias, el arte y la tecnología, cuanto en la práctica de los deportes. La tarea es de cumplirla ahora, no mañana o nunca.