CARLOS CONCHA JIJÓN
Es la tecnología la que ha permitido conocer una infinidad de inmundicias de los jerarcas de la corrupción, con su ‘comandante en jefe, director de la orquesta sinfónica de la corrupción’, transformados en parásitos y encubiertos en el membrete de AP. Sínicos insensibles al dolor de la pobreza ciudadana, rufianes de etiqueta que arrasaron con la riqueza del pueblo y en una borrasca de indignidad borraron de sus mentes el último rastro de la moral y la ética, llevándolas a la más profunda oscuridad en un mundo de desdicha; gladiadores de las componendas del placer, de la traición; crearon sus propias leyes y ejercieron el poder omnímodo con virulencia criminal y abuso del poder.
Cuajaron en la inmoralidad del chantaje y la intolerancia para entrar en el campo de la aberración y la manipulación enfermiza, en un carnaval rufianesco de impudicia como el soborno y el chantaje, hasta llegar al delirio con una conducta insensible. Los WhatsApp y los correos electrónicos brillaron en las noches turbulentas y permitieron ir desenrollando el ovillo de secretos tremebundos ocultos en sus conciencias impúdicas, como dizque ‘revolucionarios socialistas del siglo XXI’ que enarbolaron insolentes la bandera de la corrupción e institucionalizaron la política del saqueo.
Hoy las y los buenos guardianes de los secretos de la corrupción, han permitido destapar las hoyas infamantes de corrupción, queriendo ser ángeles cooperadores de todas las trafasías realizadas, con el fin de obtener clemencia, mediante la rebaja de penas como colaboración eficaz, pero quedará para la historia una mancha imborrable de esos lobos hambrientos de riqueza ilegal.
Han salido a luz los registros contables de las aportaciones ilegales como el cruce de facturas, coimas, aportes a las campañas electorales de AP, etc., a cambio de contratos con el Estado rebosantes de sobreprecio, calificados como delitos a la administración pública, en donde hubo también asociación ilícita y otros delitos.