La moral

Rodrigo Contero Peñafiel

Todos coincidimos en el hecho de que un asesinato puede ser una de las acciones más nefastas que un ser humano pueda cometer, así mismo existen personas perversas e inescrupulosas que utilizan la calumnia como arma mortal para desprestigiar y hacer daño a sus semejantes por el hecho de pensar diferente, dicho de otra manera, por “saber pensar”.

La calumnia es una acusación irreal que se hace a una persona con pleno conocimiento de que no es verdad lo que se dice de ella, algunos, lo hacen con una tranquilidad asombrosa con el único fin de conseguir lo que se proponen, desprestigiar al contendor o triunfar haciendo trampa.

Lance Armstrong, ciclista ganador 7 veces del Tour de Francia haciendo uso del dopaje en una entrevista dice: “hice trampa por arrogancia y por mi instinto insaciable de victoria”, las bajas pasiones practicadas por algunas personas son tan lamentables como todas las maldades humanas.

El asesino expone su vida en un atentado, el ladrón nunca sabe lo que le espera cuando roba, el corrupto y calumniador conscientemente comete las más increíbles infamias para conseguir beneficios personales, triunfos, ambición de poder, honores, alabanzas, narcisismo, deleite y quien sabe que más pueda pasar por la mente de su alterada personalidad.

Es una falta de respeto cuando se generan respuestas “trucadas”, no para hacerlas confusas, sino para demostrar que las reglas sobre las formas de dirigirse a la justicia podrían haber estado entrelazadas en una compleja red amoral de corrupción, que va más allá de causar daño irreparable, y que los mismos embusteros de ayer, hoy lo defiendan en nombre de un dictador que hacía pedazos el honor y la dignidad de las personas.

Amargo el triunfo de aquel que lo obtiene por medios tan ruines. Al embustero solo le interesa salir bien librado y a como dé lugar de lo que tendrá que avergonzarse toda la vida. Las virtudes de los seres libres son muchas, solo hay que vivirlas y practicarlas.

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