Fredy Cueva Castillo
Hablar sobre la pobreza es sin duda hablar de uno de los temas más sensibles sobre los que se puede debatir, intentar ponerse de acuerdo sobre sus causas y sobre sus posibles soluciones sería motivo de discusiones interminables, si bien el tema se presta para un debate filosófico e ideológico, me interesa más aportar con algunos datos objetivos sobre la misma.
En primer lugar, la pobreza es la condición natural del ser humano, esa es la realidad, no es que alguien la haya generado, si revisamos la línea histórica de la pobreza el mundo, en el año 1700, el 99 por ciento de la población del mundo vivía bajo la línea de pobreza incluidos los países europeos.
En 1850 Noruega tenía un ingreso económico más bajo que el de los países más pobres del tercer mundo en la época actual, hoy en día no existe pobreza en Noruega, ni en varios de los países europeos que alcanzaron el tan anhelado desarrollo.
China a inicios del siglo XX tenía ingresos parecidos a los que tenían los europeos hace dos siglos, luego China se monta del carro del terrible capitalismo y logra sacar a 500 millones de personas de la pobreza en unas cuantas décadas.
Algo contrario ocurrió en Argentina, que a inicios de 1900 era la quinta economía del mundo y luego de un siglo, el país sudamericano cae estrepitosamente en el ranking económico mundial, sin dudad podemos evidenciar que mucho tienen que ver los sistemas económicos que cada uno de estos países adoptó.
Hablando objetivamente el único antídoto contra la oscuridad es la luz y contra la pobreza la riqueza, aunque esto transgreda la corrección política en la que vivimos.
Si bien el capitalismo, el socialismo y la social democracia buscan terminar con la pobreza, objetivamente hablando, el sistema que más se acerca a cumplir este propósito, desde mi punto de vista es aquel que promueve la generación de riqueza, para que luego esta pueda ser debidamente administrada y también redistribuida. (O)
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