¿Renacer en Yunda?

Kléber Mantilla Cisneros

La aplicación del ‘Hoy no circula’ del parque automotor en la capital trae inmensos peligros que agitan más la confusión diaria junto a la paralización de derechos y libertades. Esta medida contribuye al aumento del desempleo y ofrece pérdidas económicas en una sociedad enrevesada por la invasión de migrantes sin políticas públicas acorde y claras.

El yundismo a priori, tratado desde la Alcaldía, aún infantil, experimenta el renacimiento del populismo, poco meditado y consensuado, que pretende encajar lecciones de movilidad y urbanismo tras el pretexto de la simple repavimentación de calles; pero sin concluir la tarifa del Metro, ni la variación de pasajes de buses. No delinea cancha, mapas ni colores del taxismo. Nada de conquista, construcción y defensa de sistemas viales alternos: bicicletas, tren aéreo, otros. Nada.

La realidad del transporte implica medir niveles de inseguridad y paradas. ¿Soluciones? Poco. Leve copia a Guayaquil. Falta el rostro y nombre completo del delincuente, subir las penas por robos y abordar el tema del acoso sexual dentro de Quito. Al menos, el yundismo municipal, – no quiteñismo-, puede relajarse y evitar que proliferen negocios ilícitos como venta de droga; esfumar informales masificados y olor a orina en el casco colonial; o, evitar incendios insólitos como la quema de autos abandonados en zona policial, o en el volcán Pululahua.

La Alcaldía podría controlar el uso de suelo y negocio de datos privados a través de la telefonía móvil, ubicación de usuarios, números telefónicos, dispositivos para alterar consumo de luz y agua, a esos mercenarios del Internet y erradicar la pornografía infantil en su contexto. Es que el verdadero tráfico ilícito hoy son: oro, droga y ultra tecnología.

En tiempos de renacimiento populista, la multa torpe y cobros sin sentido, desconciertan al quiteño de sepa y en serio. Una ‘hora borojó’ puede durar y apestar más que un tequila bautizado en un canelazo, en chuchaqui seco. Eso causa turbulencia como sacar fletes de winchas a las afueras de un partido de fútbol para recaudar dinero y asemejarse al triple atraco con tiro gratis al pie. Pues, la dignidad humana no se negocia, alcalde. Nadie soporta perritos y gatos en la alta tauromaquia artística, y con bagaje cultural. La silueta de alguna reina de belleza jamás haría la arquitectura descolorida ni el turismo único; menos ausente y controlado. Ni nos completaría la mirada del mundo

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