Jueces venales

Luis Muñoz Muñoz

La administración de Justica en el país ha caído en un nivel increíble de desprestigio, por obra de algunos jueces venales, que son la excepción de connotados magistrados imparciales, probos, honestos, éticos y que sus resoluciones son apegadas a las tablas procesales, condiciones básicas para impartir justicia.

Pero los jueces venales provocan vergüenza, denigran a la majestad de la Justicia, porque son cotizables y la escoria de la sociedad. Sisamnes fue un juez real, «por ello era corrupto», de la época del reinado de Cambises II de Persia. Este juez, como tantos jueces hoy en día hacen, aceptó el soborno en un juicio y dictó una sentencia injusta, conocedor de esta actuación el rey lo mandó a detener por prevaricador y ordenó que se le despellejara vivo y su piel se usó para tapizar el asiento en el que el magistrado había presidido sus juicios, y en el que debía sentarse su propio hijo, al que Cambises eligió para reemplazarle.

En cambio, en nuestro país no les pasa nada a los jueces corruptos y venales, que con desparpajo pregonan a los cuatro vientos, una falsa transparencia y honestidad. El juez de Pastaza, involucrado en un presunto delito de cohecho, fue privado de su libertad y trasladado a la cárcel cuatro de la ciudad de Quito, gracias a la denuncia de su compañero de trabajo Jhon Álava, magistrado que tendrá que pronunciarse sobre la apelación de una acción de protección que fue negada en primera instancia, en el caso del río Piatúa.

Empero, el juez detenido ha ofrecido poner al descubierto una red de corrupción a nivel de quienes administran justicia. Este anuncio pone los pelos de punta al resto de corruptos, aunque hay algunos funcionarios judiciales que practican la inopia para proteger sus intereses en la aventurada pretensión de engañar a la ciudadanía y a los usuarios. En estos casos, el Consejo de la Judicatura debe actuar con energía y no ampararse en la muletilla de la independencia judicial. (O)