Cuando la mediocridad se une

Lucía Margarita Figueroa Robles

Como almíbar para abejas, así es la mediocridad para atraer a quienes la adolecen. De ahí que entre mediocres se atraen, se reconocen, se juntan y se organizan, para rascarse las espaldas y reembolsarse los favores, dando como medida, en diversos escenarios y contextos el advenimiento de un poder mediocre, en su intento por convertir en “expertos” a simples lenguaraces populistas que por medio de un discurso barato con un mínimo de verdad pero salpicado de adulos y aderezos desmembrados, en ocasiones logran mantener boquiabiertos y atolondrados a personajes del mismo clan, que sigue en aumento pues con la sutileza para endulzarse así mismo los oídos, hasta llegan a ovacionarse, como si observáramos una representación teatral de la parábola milenaria de la caverna, en donde las ilusiones visuales no constituyen más que sombras y ecos de una realidad imaginaria, ya que la máquina de engaños hábilmente montada y sus cadenas, han forjado un camino hacia el error, pese a que aparentemente existió una libertad que no fue más que una parodia detrás de bastidores, mientras del otro lado está el mundo real.

Entre tanto, los ilegítimamente “amos del recinto” fuerzan a cada encadenado a elevar su voz, con la intención de maquillar una libertad ilusoria, porque ¿a qué libertad nos podemos referir si está condicionada a la esclavitud y el error?

Es así como en el libro VII de la República de Platón, Sócrates le explica a Glaucón que “el liberado es aquel que por sus elevadas aspiraciones, inteligencia y audacia personal, ha llegado a la Realidad, a la conciencia despierta, (…), aunque la gente embrutecida desprecie la libertad, besando sus oprobiosas cadenas”.

“Unos nacen mediocres, otros son aplastados por la mediocridad y otros se unen a la mediocridad”. Seamos exigentes con nosotros mismos y alejémonos de los mediocres que con su trabajo y talento no pueden defenderse, por lo que se asocian para desdeñar a quienes dan lo mejor de sí y quieren hacer un mundo mejor desde su posición ética. (O)