Entrevista con el ‘peor asesino’ confeso de Europa

SITUACIÓN. Los sicoterapeutas estaban convencidos de que sus confesiones eran creíbles. (Foto: bbc.com)
SITUACIÓN. Los sicoterapeutas estaban convencidos de que sus confesiones eran creíbles. (Foto: bbc.com)

Un hombre declaró haber cometido 39 asesinatos: de hombres, mujeres y niños, con violaciones, mutilaciones espantosas, desmembración de cuerpos, incluso con episodios de canibalismo.

Ese sujeto, considerado el asesino en serie más terrible de la historia de Europa, fue juzgado entre 1991 y 2003 por ocho de esos 39 crímenes, y condenado a pasar decenas de años en prisión.

Su imagen y sus crímenes dieron la vuelta al mundo. Sin embargo, ese hombre no había matado a nadie. Sus confesiones eran mentira. Era inocente.

Ese sujeto es sueco y se llama Sture Ragnar Bergwall, aunque posteriormente adoptó el nombre de Thomas Quick.

Hoy tiene 70 años y está libre, después de que todas sus condenas fueran revisadas y anuladas.

Vive en un lugar secreto, bajo una identidad desconocida y trata de comenzar de nuevo. Pero no es fácil dejar el pasado atrás.

Hoy se estrenará en Suecia y en Noruega ‘Quick’, una película dirigida por Mikael Håfström, que narra su historia y que posteriormente está prevista que llegue a las pantallas internacionales.

El periodista sueco Hannes Råstam (ya fallecido), con la ayuda de su colaboradora Jenny Küttim, fue quien logró destapar la verdad y sacar a la luz del que se considera como el mayor error judicial de toda la historia de Suecia. BBC Mundo habló con Jenny Küttim para tratar de entenderlo.

Su vida
Küttim dice que Quick había sido toda su vida un perdedor y la ‘oveja negra’ de su familia. Consumía drogas y era alguien que llevaba mintiendo toda su vida. Entre otras cosas era homosexual, pero al haber crecido en una familia cristiana, que criminalizaba la orientación sexual, lo reprimía, no aceptaba que era gay.

En 1991, trató de robar un banco disfrazado de Papa Noel y armado con un cuchillo para conseguir dinero para drogas.

Por ese hecho fue a la cárcel y pidió ingresar, por voluntad propia, en la clínica siquiátrica de alta seguridad Säter, a unos 200 kilómetros de Estocolmo. Para continuar con las terapias comenzó a mentir. “Para él fue fácil, estaba acostumbrado a mentir, llevaba toda su vida haciéndolo. Empezó a confesar crímenes. Siempre había sido un lector voraz. Conocía los principales casos de asesinato que habían sacudido a Suecia y que no habían sido resueltos y se atribuyó esos crímenes”.

Ella y su colega comenzaron a investigar el caso en 2007. “Habíamos hecho un documental antes sobre Thomas Quick y cuatro de los asesinatos que había confesado. Después de seis meses trabajando con él, se retractó de sus confesiones. Un día nos dijo: ‘¿Qué puedo hacer si yo no he cometido esos asesinatos? ¿Estoy atrapado?’. Hannes le dijo: ‘Ahora tienes tu gran oportunidad: dime la verdad’.

No encontraron pruebas de que de verdad había matado, así que lo declararon inocente. Ningún terapeuta y Policía fue llevado a juicio por el caso. (DLH)