Entre castillos y bocadillos

Manuel Salinas Ordóñez

Aunque tengamos una de las principales ferias del Ecuador y del mundo, los lojanos solo observamos cómo nuestros vecinos del norte arriban a nuestra ciudad desde los primeros días de agosto para cumplir con sus promesas de fe y posteriormente disfrutar de la feria de septiembre.

Es obligatorio para un cuencano llegar a Loja, visitar a la Virgen del Cisne, disfrutar de los castillos y para combatir el frío, saborear variados bocadillos. Los lojanos también vamos aprendiendo esa costumbre y este año se vivió con mayor fuerza que los últimos años, esta fuerte tradición cuencano-lojana.

Entre notorios sustos y vergonzosos sobresaltos, no nos importa permanecer de pie por más de seis horas en espera de que un castillo sea mejor que otro y cuál jurados expertos, pretendemos cualificar la experticia de los autores de inmensas estructuras compuestas de secuencias pirotécnicas que encantan a quienes observan cómo el cielo recibe las luces de variados colores con estruendos que demuestran el vigor de la fe y el grito hacia el cielo por la alegría de estar junto a la madre de Jesús.

Gracias a los hermanos de la provincia del Azuay y de otros sectores del Ecuador y del mundo por darse cita en nuestra ciudad y permitirnos observar los mejores juegos pirotécnicos y como pequeño estímulo de gratitud, los lojanos preparamos los mejores bocadillos para que degusten todos los miembros de las familias visitantes, quienes esperarán un año para volver a probarlos y sentir la sensación de estar entre castillos y bocadillos.

Esa tradición no debe perderse, al contrario, recuperemos el sentimiento de disfrutar de los castillos con el sabor de los bocadillos y no dejar que la tecnología nos aparte de estas tradiciones materiales, cuyo sabor y emoción jamás podrán ser superados. (O)