Del aborto y del cannabis

EDUARDO CHIRIBOGA APONTE

Lo aprobado esta semana en la Asamblea Nacional es una ofensa a la mujer, ser divino, cimiento del hogar y fuente de vida, a la que debemos respetar y haber mantenido la penalización del aborto, sea cual fuere el origen de su gestación, representa un atentado a sus derechos. Solo es ella la que puede decidir qué hacer con su cuerpo. Los hijos deben ser bienvenidos, deseados, programados. El mundo es cada día más difícil para mantener a los hijos en debida forma.

Pienso que llamar crimen a un aborto es no medir las consecuencias que acarrearían traer al mundo seres desubicados, llenos de traumas, en una vida que se debe vivirla en plenitud de facultades y un psiquis estable, correctamente manejado en sus etapas, dotándolos de las herramientas suficientes para luchar en esta difícil cruzada, como es la vida. Lamento no coincidir con la mayoría de las respetables opiniones que defienden la vida desde la concepción, pero omiten aspectos fundamentales para generar seres psicológicamente estables y que aporten al país.

Y en lo referente a la aprobación del cultivo, cosecha y comercialización del cannabis para uso terapéutico, es un primer paso hacia lo que ya funciona en países más desarrollados, donde los controles se reforzaron para que no desvíe su objetivo este importante proyecto, sea fuente de ingresos al fisco, genere empleos en el campo y, sobre todo, que pueda brindar al agricultor serio y controlado, una alternativa de progreso, hoy inexistente.

Obviamente, el consumo de cualquier droga debe seguir siendo prohibido por la Ley, hasta que cultural y económicamente, nuestro país vea el futuro de manera más optimista y, por supuesto, la maquiavélica tabla de consumo correísta, debe eliminársela. Además, creo que la legalización de la droga es el único camino hacia su erradicación como lucrativo negocio.

Solo recordemos la historia de la mafia norteamericana liderada por Alfonso Capone de inicios del siglo XX, que fabricaban y expendían licor de manera ilegal, amasando enormes fortunas. Únicamente llegó a su final con su legalización. No existe otro camino. Del rechazo de la bancada correísta a la devolución de lo robado, la historia los juzgará.

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