Esmeraldas debe estar limpia

EDGAR QUIÑONES SEVILLA

Esmeraldas ha empezado a cambiar, para bien, desde la mitad de la primera década de este siglo, con la construcción de varias obras exigidas desde mucho antes, que se hicieron realidad hace poco, como los puentes, la vía perimetral hasta más allá del terminal terrestre, el puerto pesquero artesanal, la pavimentación integral de la mayoría de calles y avenidas, destacando sobre todas el malecón de Las Palmas, como uno de los balnearios más hermosos de cualquier parte. Pero el problema de la basura no se arregla y hay que ponerle atención.

En la administración anterior mejoró mucho el servicio sin llegar a lo deseado, pero ahora con la nueva conducción municipal la gente no está actuando como corresponde, lo que invita a tomar medidas contra los desordenados, gústele a quien le guste. Basta de irrespeto a nuestra ciudad. Hace más de 30 años, cuando la basura nos ahogaba y circulaba ‘El Guardián’, sugerimos a varios alcaldes que junto a los carros recolectores de los desechos sólidos, se organizase un cuerpo de inspectores de higiene que cuidase un sector de la urbe, cada servidor, para tomar nota de aquellos ciudadanos que no quieren a la ciudad que los ha acogido desde su nacimiento o luego de la adopción como nacidos donde les dio la gana y convocarlos a abonarle al Municipio una suma módica por sacar a la calle la basura fuera de las horas señaladas.

Si esa acción llegase a repetirse la multa debería duplicarse para el infractor; si el desatino volviese a producirse, el carente de amor a nuestra bella Esmeraldas debería abonar a la Tesorería comunal la cantidad primera, multiplicada por tres, más dos noches de cárcel, sin ninguna prebenda, para que sepa que la incomodidad que él pasa en ‘chibunga’ es menos que la soportada por la colectividad del barrio donde él deposita los desperdicios incumpliendo la ley. Muchos ciudadanos, por no decir la mayoría, aplaudieron nuestra sugerencia, mas, los burgomaestres de este cantón han nacido con corazón de abuela, como decía el inspector general del Colegio Mejía, Genaro ‘El Pupo’ Fierro, quien culpaba a las ‘mamás grandes’ del exceso de cariño de aquellas que superan la tercera edad y coadyuvaban al incumplimiento de las obligaciones sociales, pero no se aceptó nuestra propuesta.

Ojalá que ahora nuestra Alcaldesa se revista del valor que no tuvieron los varones y haga pagar su descuido con Esmeraldas a quienes ensucian esta ciudad, a la que todos queremos verla y sentirla limpia, alegre, acogedora, amigable y fragante.