La sabiduría ancestral de los poné

Cura. Los tsáchilas vinculados a estas prácticas reciben en sus comunas a las personas que requieren sus servicios.
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Cura. Los tsáchilas vinculados a estas prácticas reciben en sus comunas a las personas que requieren sus servicios.
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Cura. Los tsáchilas vinculados a estas prácticas reciben en sus comunas a las personas que requieren sus servicios.
Cura. Los tsáchilas vinculados a estas prácticas reciben en sus comunas a las personas que requieren sus servicios.
Cura. Los tsáchilas vinculados a estas prácticas reciben en sus comunas a las personas que requieren sus servicios.

El paso del tiempo obliga una actualización a los miembros de la nacionalidad Tsáchila que practican la medicina ancestral, pues actualmente hay un sinnúmero de patologías que no existían en la época de sus antepasados.

La mayoría de ‘colorados’ adultos recuerda que medio siglo atrás, lo más común eran los dolores de cabeza y de huesos, los cólicos estomacales, el mal aire y el espanto, afecciones que fueron tratadas a través de sudoraciones.

“Antes no había doctores y nuestros ancestros curaban con vegetales”, dice Jerónimo Calazacón, habitante de la comuna Peripa. Él practica la medicina ancestral desde hace 35 años y recuerda que su tío, Daniel Calazacón, fue su guía.

“La tuberculosis era una de las enfermedades más crónicas en épocas pasadas. Ahora hay otras más complejas como el cáncer; cuando el paciente nos consulta tratamos de ayudarlo con medicamentos que se los da por etapa, pero si vemos que no hay nada que hacer se lo decimos para no engañarlo”, cuenta.

El paso del tiempo obliga una actualización a los miembros de la nacionalidad Tsáchila que practican la medicina ancestral, pues actualmente hay un sinnúmero de patologías que no existían en la época de sus antepasados.

La mayoría de ‘colorados’ adultos recuerda que medio siglo atrás, lo más común eran los dolores de cabeza y de huesos, los cólicos estomacales, el mal aire y el espanto, afecciones que fueron tratadas a través de sudoraciones.

“Antes no había doctores y nuestros ancestros curaban con vegetales”, dice Jerónimo Calazacón, habitante de la comuna Peripa. Él practica la medicina ancestral desde hace 35 años y recuerda que su tío, Daniel Calazacón, fue su guía.

“La tuberculosis era una de las enfermedades más crónicas en épocas pasadas. Ahora hay otras más complejas como el cáncer; cuando el paciente nos consulta tratamos de ayudarlo con medicamentos que se los da por etapa, pero si vemos que no hay nada que hacer se lo decimos para no engañarlo”, cuenta.

El paso del tiempo obliga una actualización a los miembros de la nacionalidad Tsáchila que practican la medicina ancestral, pues actualmente hay un sinnúmero de patologías que no existían en la época de sus antepasados.

La mayoría de ‘colorados’ adultos recuerda que medio siglo atrás, lo más común eran los dolores de cabeza y de huesos, los cólicos estomacales, el mal aire y el espanto, afecciones que fueron tratadas a través de sudoraciones.

“Antes no había doctores y nuestros ancestros curaban con vegetales”, dice Jerónimo Calazacón, habitante de la comuna Peripa. Él practica la medicina ancestral desde hace 35 años y recuerda que su tío, Daniel Calazacón, fue su guía.

“La tuberculosis era una de las enfermedades más crónicas en épocas pasadas. Ahora hay otras más complejas como el cáncer; cuando el paciente nos consulta tratamos de ayudarlo con medicamentos que se los da por etapa, pero si vemos que no hay nada que hacer se lo decimos para no engañarlo”, cuenta.

El paso del tiempo obliga una actualización a los miembros de la nacionalidad Tsáchila que practican la medicina ancestral, pues actualmente hay un sinnúmero de patologías que no existían en la época de sus antepasados.

La mayoría de ‘colorados’ adultos recuerda que medio siglo atrás, lo más común eran los dolores de cabeza y de huesos, los cólicos estomacales, el mal aire y el espanto, afecciones que fueron tratadas a través de sudoraciones.

“Antes no había doctores y nuestros ancestros curaban con vegetales”, dice Jerónimo Calazacón, habitante de la comuna Peripa. Él practica la medicina ancestral desde hace 35 años y recuerda que su tío, Daniel Calazacón, fue su guía.

“La tuberculosis era una de las enfermedades más crónicas en épocas pasadas. Ahora hay otras más complejas como el cáncer; cuando el paciente nos consulta tratamos de ayudarlo con medicamentos que se los da por etapa, pero si vemos que no hay nada que hacer se lo decimos para no engañarlo”, cuenta.

Remedio. La culebra se fermenta en un frasco con licor por dos años.
Remedio. La culebra se fermenta en un frasco con licor por dos años.
Remedio. La culebra se fermenta en un frasco con licor por dos años.
Remedio. La culebra se fermenta en un frasco con licor por dos años.
Remedio. La culebra se fermenta en un frasco con licor por dos años.
Remedio. La culebra se fermenta en un frasco con licor por dos años.
Remedio. La culebra se fermenta en un frasco con licor por dos años.
Remedio. La culebra se fermenta en un frasco con licor por dos años.

Innovaciones
El cáncer y la diabetes son patologías que aumentan diariamente en la sociedad, y son mayoritariamente atendidas con la medicina científica, pero no en todos los casos se obtienen resultados positivos.

El deseo de no dejarse desplazar por la medicina occidental y la confianza en el poder curativo de la vegetación ha servido de inspiración para que varios poné (curanderos) apliquen experimentos y encuentren, a decir de ellos, la cura para estas enfermedades.

EL DATO
En la nacionalidad Tsáchila existen alrededor de 94 poné, (personas que practican la medicina ancestral).El macerado de la culebra x es la alternativa que presentan para el cáncer. Flavio Calazacón, tsáchila que habita en la comuna El Poste, explicó que el proceso de fermentación debe durar como mínimo dos años para que se obtengan resultados positivos.

El tsáchila indicó que el primer paso es capturar y matar a una serpiente de tamaño grande. Posteriormente, se corta 20 centímetros de rabo y cabeza, se le saca el cuero y, después de limpiarla, se la pone en reposo en un suelo que no esté muy seco.

El procedimiento continúa con la colocación del cuerpo de la culebra en un frasco de vidrio, lleno con trago artesanal. Este envase será enterrado por un tiempo no menor a dos años para que alcance el estado de fermentación: “Si lo sacan antes, no va a dar resultados. Al paciente se le recomienda una copita diaria durante nueve días; después, hace una pausa y retoma el novenario”, dice el experto.

Puputapé
Para los miembros de la nacionalidad Tsáchila, el puputapé es el medicamento ideal para contrarrestar la diabetes y el colesterol. Consiste en un preparado a base de plantas ancestrales, pero indican que la clave del éxito es que la persona se tome el zumo: “es ahí donde se concentra la mayoría de vitaminas”, expresa el poné. (JD)

Aprendizaje
° Diana Aguavil, gobernadora de la nacionalidad Tsáchila, dijo que están organizándose con los poné que practican la medicina ancestral para evitar que personas ajenas a la etnia usurpen esta identidad con la intensión de lucrarse económicamente. Recordó que también se está vinculando a este proceso a las mujeres ‘coloradas’ que son parteras y sobadoras: “Vamos a entregar una credencial a los ‘poné tsachi’; para que certifiquen que son personas que saben de la materia y que verdaderamente se dedican a la medicina ancestral”.

Innovaciones
El cáncer y la diabetes son patologías que aumentan diariamente en la sociedad, y son mayoritariamente atendidas con la medicina científica, pero no en todos los casos se obtienen resultados positivos.

El deseo de no dejarse desplazar por la medicina occidental y la confianza en el poder curativo de la vegetación ha servido de inspiración para que varios poné (curanderos) apliquen experimentos y encuentren, a decir de ellos, la cura para estas enfermedades.

EL DATO
En la nacionalidad Tsáchila existen alrededor de 94 poné, (personas que practican la medicina ancestral).El macerado de la culebra x es la alternativa que presentan para el cáncer. Flavio Calazacón, tsáchila que habita en la comuna El Poste, explicó que el proceso de fermentación debe durar como mínimo dos años para que se obtengan resultados positivos.

El tsáchila indicó que el primer paso es capturar y matar a una serpiente de tamaño grande. Posteriormente, se corta 20 centímetros de rabo y cabeza, se le saca el cuero y, después de limpiarla, se la pone en reposo en un suelo que no esté muy seco.

El procedimiento continúa con la colocación del cuerpo de la culebra en un frasco de vidrio, lleno con trago artesanal. Este envase será enterrado por un tiempo no menor a dos años para que alcance el estado de fermentación: “Si lo sacan antes, no va a dar resultados. Al paciente se le recomienda una copita diaria durante nueve días; después, hace una pausa y retoma el novenario”, dice el experto.

Puputapé
Para los miembros de la nacionalidad Tsáchila, el puputapé es el medicamento ideal para contrarrestar la diabetes y el colesterol. Consiste en un preparado a base de plantas ancestrales, pero indican que la clave del éxito es que la persona se tome el zumo: “es ahí donde se concentra la mayoría de vitaminas”, expresa el poné. (JD)

Aprendizaje
° Diana Aguavil, gobernadora de la nacionalidad Tsáchila, dijo que están organizándose con los poné que practican la medicina ancestral para evitar que personas ajenas a la etnia usurpen esta identidad con la intensión de lucrarse económicamente. Recordó que también se está vinculando a este proceso a las mujeres ‘coloradas’ que son parteras y sobadoras: “Vamos a entregar una credencial a los ‘poné tsachi’; para que certifiquen que son personas que saben de la materia y que verdaderamente se dedican a la medicina ancestral”.

Innovaciones
El cáncer y la diabetes son patologías que aumentan diariamente en la sociedad, y son mayoritariamente atendidas con la medicina científica, pero no en todos los casos se obtienen resultados positivos.

El deseo de no dejarse desplazar por la medicina occidental y la confianza en el poder curativo de la vegetación ha servido de inspiración para que varios poné (curanderos) apliquen experimentos y encuentren, a decir de ellos, la cura para estas enfermedades.

EL DATO
En la nacionalidad Tsáchila existen alrededor de 94 poné, (personas que practican la medicina ancestral).El macerado de la culebra x es la alternativa que presentan para el cáncer. Flavio Calazacón, tsáchila que habita en la comuna El Poste, explicó que el proceso de fermentación debe durar como mínimo dos años para que se obtengan resultados positivos.

El tsáchila indicó que el primer paso es capturar y matar a una serpiente de tamaño grande. Posteriormente, se corta 20 centímetros de rabo y cabeza, se le saca el cuero y, después de limpiarla, se la pone en reposo en un suelo que no esté muy seco.

El procedimiento continúa con la colocación del cuerpo de la culebra en un frasco de vidrio, lleno con trago artesanal. Este envase será enterrado por un tiempo no menor a dos años para que alcance el estado de fermentación: “Si lo sacan antes, no va a dar resultados. Al paciente se le recomienda una copita diaria durante nueve días; después, hace una pausa y retoma el novenario”, dice el experto.

Puputapé
Para los miembros de la nacionalidad Tsáchila, el puputapé es el medicamento ideal para contrarrestar la diabetes y el colesterol. Consiste en un preparado a base de plantas ancestrales, pero indican que la clave del éxito es que la persona se tome el zumo: “es ahí donde se concentra la mayoría de vitaminas”, expresa el poné. (JD)

Aprendizaje
° Diana Aguavil, gobernadora de la nacionalidad Tsáchila, dijo que están organizándose con los poné que practican la medicina ancestral para evitar que personas ajenas a la etnia usurpen esta identidad con la intensión de lucrarse económicamente. Recordó que también se está vinculando a este proceso a las mujeres ‘coloradas’ que son parteras y sobadoras: “Vamos a entregar una credencial a los ‘poné tsachi’; para que certifiquen que son personas que saben de la materia y que verdaderamente se dedican a la medicina ancestral”.

Innovaciones
El cáncer y la diabetes son patologías que aumentan diariamente en la sociedad, y son mayoritariamente atendidas con la medicina científica, pero no en todos los casos se obtienen resultados positivos.

El deseo de no dejarse desplazar por la medicina occidental y la confianza en el poder curativo de la vegetación ha servido de inspiración para que varios poné (curanderos) apliquen experimentos y encuentren, a decir de ellos, la cura para estas enfermedades.

EL DATO
En la nacionalidad Tsáchila existen alrededor de 94 poné, (personas que practican la medicina ancestral).El macerado de la culebra x es la alternativa que presentan para el cáncer. Flavio Calazacón, tsáchila que habita en la comuna El Poste, explicó que el proceso de fermentación debe durar como mínimo dos años para que se obtengan resultados positivos.

El tsáchila indicó que el primer paso es capturar y matar a una serpiente de tamaño grande. Posteriormente, se corta 20 centímetros de rabo y cabeza, se le saca el cuero y, después de limpiarla, se la pone en reposo en un suelo que no esté muy seco.

El procedimiento continúa con la colocación del cuerpo de la culebra en un frasco de vidrio, lleno con trago artesanal. Este envase será enterrado por un tiempo no menor a dos años para que alcance el estado de fermentación: “Si lo sacan antes, no va a dar resultados. Al paciente se le recomienda una copita diaria durante nueve días; después, hace una pausa y retoma el novenario”, dice el experto.

Puputapé
Para los miembros de la nacionalidad Tsáchila, el puputapé es el medicamento ideal para contrarrestar la diabetes y el colesterol. Consiste en un preparado a base de plantas ancestrales, pero indican que la clave del éxito es que la persona se tome el zumo: “es ahí donde se concentra la mayoría de vitaminas”, expresa el poné. (JD)

Aprendizaje
° Diana Aguavil, gobernadora de la nacionalidad Tsáchila, dijo que están organizándose con los poné que practican la medicina ancestral para evitar que personas ajenas a la etnia usurpen esta identidad con la intensión de lucrarse económicamente. Recordó que también se está vinculando a este proceso a las mujeres ‘coloradas’ que son parteras y sobadoras: “Vamos a entregar una credencial a los ‘poné tsachi’; para que certifiquen que son personas que saben de la materia y que verdaderamente se dedican a la medicina ancestral”.