Rabiosas feministas I

Patricio Durán

El Diario de Virginia Woolf nos ratifica en el amor y la admiración literaria y humana por aquella mujer única, que ha quedado como metáfora minoritaria de un decadentismo entre feminidad y feminismo. La señora Woolf escribía todos los días su monumental diario. Escribía sobre la jaqueca, la debilidad, el dolor, «el flujo» -ella lo dice- y la locura. Trabajaba de lunes a domingo, escribía, administraba una editorial, mantenía su casa y su matrimonio; daba conferencias moderadas sobre feminismo. No hacía un discurso moralista/anti moralista como las rabiosas feministas actuales -que se desnudan ante un sacerdote a manera de protesta a favor del aborto-.

Simone de Beauvoir, fue representante del movimiento existencialista ateo y figura importante en la reivindicación de los derechos de la mujer. Autora del libro ‘El segundo sexo’, que es una de las obras fundacionales del feminismo y utiliza los conceptos existencialistas para indagar acerca de la vida de la mitad de la humanidad. También es considerada una obra enciclopédica, pues aborda la identidad de las mujeres y la diferencia sexual desde los puntos de vista de la psicología, la historia, la antropología, la biología, la reproducción y la relación afectivo-sexual.

La teoría principal que sostiene Beauvoir es que “la mujer”, o más exactamente lo que entendemos por “feminidad” (cariñosa, dulce, sensible) es un producto cultural que se ha construido socialmente. La mujer se ha definido a lo largo de la historia siempre respecto a algo: como madre, esposa, hija o hermana. Así pues, la principal tarea de la mujer es reconquistar su propia identidad específica y desde sus propios criterios. Muchas de las características que presentan las mujeres no les vienen dadas de su genética, sino de cómo han sido educadas y socializadas. Continuará.